“El fútbol, sin afición, no es nada. El aficionado es la música del fútbol”, dice el escritor Martín Caparrós, y dice bien: jugar a puertas cerradas es ver un encuentro palidecer. La magia ocurre en la medida en que la fiesta tiene más invitados. Y el aliento baja desde las graderías hasta la cancha. Los estadios albergan ese cúmulo de emociones e historias que se siguen escribiendo año tras año. Los estadios no son propiedad del fútbol, son monumentos de la cultura popular de un país. A propósito del aniversario de Lima, un repaso fotográfico por los principales templos de la capital.
Estadio Nacional
La casa de la selección fue un obsequio del gobierno británico en el siglo XIX y, por tanto, se llamaba Stadium Nacional. Se inauguró en 1897 en el centro de la ciudad, entre los distritos de Cercado de Lima y La Victoria. A partir de los años cincuenta, con su refundación, su nombre pasó a castellanizarse. En octubre del año pasado cumplió 70 años de aquella primera gran remodelación.
Ha sido, indudablemente, el escenario de las grandes gestas de la Blanquirroja y de emocionantes partidos de la malquerida Liga local. Pero no solo eso. También ha promovido otros deportes. Al punto de albergar un gran número de federaciones. Desde boxeo hasta karate.
En mayo de 1964 sucedió uno de los hechos más lamentables en un estadio a nivel mundial. En un partido entre Perú y Argentina para clasificar a las Olimpiadas de Tokio, las polémicas decisiones de un árbitro generaron un caos que, aunada a una policía negligente, trajo consigo la muerte de 328 personas por asfixia y más de 500 heridos.
Estadio ‘Lolo’ Fernández
Se inauguró el 20 de julio de 1952 y es el espacio sentimental de los hinchas de Universitario de Deportes. Se construyó con las butacas de madera del antiguo Estadio Nacional, en el distrito de Breña. La última gran escena de este templo aconteció en 1992, cuando el pueblo crema dio la vuelta olímpica, en un estadio no cabía una sola alma más.
El hombre del estadio es un homenaje a Teodoro Fernández, el máximo emblema de Universitario de Deportes, un delantero letal de la primera mitad del siglo XX. Como todo ídolo se ha tejido una leyenda alrededor suyo. Pero su grandeza es innegable y trasciende a hinchajes.
Estadio Alejandro Villanueva
Debió construirse en los años cincuenta, pero se culminó en 1974. Fue bautizado con el nombre de la máxima figura de Alianza Lima de la primera parte del Siglo XX: Alejandro Villanueva, un atacante larguirucho de una habilidad escandalosa que murió tempranamente a los 35 años. Popularizó la huacha, el taco y todo el acervo futbolístico de los íntimos. Es conocido popularmente como Matute, y en el último tiempo como la Caldera, en referencia al fervor de su hinchada.
Vista panorámica del terreno en la Victoria donde se levantó el estadio blanquiazul. La actual dirigencia tiene un proyecto para ampliar su capacidad que actualmente no sobrepasa los 35 mil espectadores.