Más que una posibilidad real, el anuncio de que Jefferson Farfán volvería al fútbol esta tarde de clásico ha sido una apelación a la nostalgia. Una manera –para algunos burda, para otros hasta poética– de retornar a los tiempos en que los clásicos se calentaban con declaraciones altisonantes y una que otra disparatada afirmación. En Matute alguien lanzaba un misil y desde el Lolo respondían o viceversa, siempre con más ánimo festivo que bélico. “Eso que era tan lindo se ha perdido. Ese tiempo se terminó”, cuenta con cierta resignación Carlos Galván, capitán crema y campeón en 2009, recordado fabricante de frases que hacían inflamar orgullos o a veces derretirlos.
Años atrás, las rivalidades que hoy parten en dos al país no quebraban las relaciones entre cremas y blanquiazules.
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