¿Qué le dices a tu equipo antes de salir a jugar como visitante en el Maracaná? ¿Qué le dices si al frente tienes a un Brasil que ya sabe lo que es levantar dos veces la Copa del Mundo? ¿Qué le dices si la estrella rival es Pelé?
"¡Acá nadie se me va a chupar, carajo! Todos somos iguales y ya lo hemos demostrado. Y lo vamos a volver a demostrar ahora".
Eso fue lo que les dijo Orlando ‘Chito’ de la Torre a sus compañeros de la Selección Peruana antes de salir, hace 50 años, a disputar uno de los amistosos más violentos entre nuestra selección y el ‘scratch’.
De la Torre, ícono del Sporting Cristal, trujillano de nacimiento y criado en los Barrios Altos, nos recibe en su departamento de la Urbanización Palomino, en el Cercado de Lima, para recordar esta historia en la que es -involuntaria y dolorosamente- el gran protagonista.
Un artículo escrito por Carlos Batalla en este Diario recoge con increíble minuciosidad cada detalle sobre el partido entre Perú y Brasil disputado el 9 de abril de 1969 en el Maracaná. Por ello, en esta ocasión pasaremos directamente a la escena que marcó aquella jornada futbolística.
Un veinteañero De la Torre marcaba a Pelé, por entonces estrella máxima del 'scratch'. De repente, Gérson de Oliveira aparece en escena, volando con los toperoles hacia adelante y aterrizando sobre la pierna de 'Chito'. El peruano se revuelca de dolor, acaba de fracturarse el peroné y el amistoso está a punto de explotar.
El primero en acercarse a Gérson tras la violenta entrada es Enrique Casaretto. Chiclayano y figura de Universitario de Deportes en la última mitad de los 60. El ‘Loco’, como lo apodaban, contiene a Gérson antes de que conecte con una patada a Pedro González.
Tres palmaditas en la espalda y la situación parece controlada. Solo parece.
Mientras ‘Chito’ de la Torre sigue retorciéndose de dolor sobre el campo, peruanos y brasileños comienzan a dar y recibir empujones a todo el que se le cruza. Los periodistas que estaban al borde de la cancha y miembros de la Policía no tardan en ingresar.
Los empujones pronto se convierten en puñetes, patadas voladoras y tackles. La violencia es tal que Pelé, rey del fútbol, será más recordado en este partido por las patadas con las que conectó a los jugadores blanquirrojos que por el gol que anotó a los 9 minutos o los regates con los que superó a los defensores.
El enfrentamiento siguió escalando, la policía comenzó a golpear a los jugadores y todo se convirtió en una batalla campal. Casaretto nos cuenta con más detalles cómo se vivió desde adentro aquella gresca.
Tras los enfrentamientos y el final de la primera mitad, Perú ingresó al camerino determinado a no salir más. La historia cuenta que Joao Havelange, por entonces presidente de la Confederación Brasileña de Deportes y luego cabeza de la FIFA por 24 años, tuvo que convencer a Didí para que regresaran.
Casaretto, por otro lado, nos dice que nunca hubo intención de retirarse y que Havelange solo fue para disculparse a nombre de su país.
De lo que no queda duda es que el partido acabó 3 a 2, De la Torre se fue con una lesión que lo alejó de las canchas por unos meses y que Brasil y Perú protagonizaron su amistoso menos pacífico en la historia.