Veintidós días bajo sombra; 528 horas privado de su libertad. Sin duda, Manuel Burga Seoane, el chiclayano que de ser un sencillo directivo de Adecore (Asociación Deportivas de Colegios Religiosos) pasó a ser la máxima autoridad del fútbol peruano para instaurar un estilo de gobierno en la Federación Peruana de Fútbol (FPF) muy similar a lo que sería una democracia chavista, ha vivido los 31.680 segundos más difíciles de su vida desde el 4 de diciembre.
Ese viernes, con la noche ya cubriendo la ciudad, fue detenido afuera de su casa en Miraflores y llevado a Requisitorias para después ser recluido en el penal Ancón II (conocido como Piedras Gordas) por mandato judicial en amparo de la orden de captura internacional que dispuso la justicia estadounidense.
Burga, titular federativo por más de 12 años, ya que llegó hasta la re, re, reelección usando todo su aparato interno para asegurarse el cargo en las famosas y nunca bien ponderadas asambleas de bases –representantes de las departamentales que vienen a ‘votar’ hasta la Videna, donde los atienden, engríen y se encargan de renovar afectos–, estuvo en la Federación por dos décadas, ocupó otros cargos y fue miembro importante del directorio del presidente Nicolás Delfino, ya fallecido, que en su momento también fue cuestionado por los resultados deportivos, no por un tema de alguna acusación penal.
Lo que no pudo hacer la justicia peruana con los diversos procesos que le abrió al abogado de profesión, lo consiguió la justicia de los Estados Unidos y la fiscal Loretta Lynch, quien abrió un amplio expediente de investigación para desenmascarar a los implicados en el caso ‘FIFAgate’.
Burga, recluido en Piedras Gordas, espera afrontar el cuaderno de extradición, trámite que no debería demorar más de 60 días para que se haga oficial el pedido de tenerlo respondiendo en Estados Unidos a las múltiples acusaciones que se le hacen por supuestos malos manejos en torno al fútbol y a su participación en la Conmebol, donde fue destacado integrante del llamado ‘Grupo de los seis’, alias con el que se conoció a la sociedad bajo la mesa que armaron los presidentes de las federaciones de Ecuador (Luis Chiriboga), Paraguay (Juan Ángel Napout), Colombia (Luis Bedoya), Venezuela (Rafael Esquivel), Bolivia (Carlos Chávez) y Perú, para negociar derechos de transmisión de los partidos de la Copa Libertadores y Copa América a cambio de ‘inducciones’, palabra con la que el mundo FIFA intenta disfrazar la realidad, pues se trata de coimas, corrupción e inmoralidad.
“Es una vergüenza. Le han quitado la plata del fútbol al fútbol. Burga, Chiriboga y Osuna (ex tesorero de la Conmebol y ex presidente de la federación boliviana) se me acercaron varias veces y me pedían que firmara un documento incorrecto porque ya había un contrato de derechos firmado y debía respetarse. Fui el único de los diez presidentes que no firmó, ese papel ya tenía 9 firmas cuando lo vi. Después llegó Sergio Jadue a reemplazarme, se alineó y firmó”, dijo hace pocos días el ex titular de la Asociación Nacional de Fútbol de Profesional de Chile Harold Mayne-Nicholls.
Es decir, hizo lo que un elefante en un bazar: lo rompió todo. Sus palabras avalan la investigación abierta por una corte norteamericana y dejan en entredicho la tesis de inocencia de los implicados.
“Cuando fui presidente recibí muchas presiones para firmar un contrato fraudulento. Después del Mundial de Sudáfrica del 2010, en una reunión del Comité Ejecutivo, me llevaron una carta donde aceptábamos cambiar al patrocinador televisivo de la Copa América, que era Traffic, por el argentino Full Play... Les dije que lo sentía mucho. Burga, Chiriboga y Osuna me insistieron varias veces. La última vez que hablé con Burga fue por WhatsApp y me dijo que no había recibido ninguna coima, que solo firmó. Espero que sea capaz de mostrar su inocencia”, reveló Mayne-Nicholls.
Y confirmó lo que se sabía: Traffic pagaba 8 millones por la Copa y el nuevo contrato con Full Play era por 33 millones. En teoría era ventajoso para la Conmebol y para todos, pero ilegal porque se irrespetaba un acuerdo vigente.
Diego Armando Maradona dijo alguna vez, a raíz de su vida de excesos, cuando se despedía del fútbol en La Bombonera de Boca Juniors, que la pelota no se manchaba. Y advirtió también, más de una vez, que la FIFA era un ente corrupto y nadie le hizo caso. Ahora su frase colorea el momento y sus acusaciones cobraron asidero.
Bajo sospecha
Pero ¿de qué se le acusa a Burga? El también socio del Regatas Lima –se adhirió a este exclusivo club pagando en efectivo una fuerte suma de dinero en su época de presidente de la FPF– es uno de los 16 dirigentes y ex dirigente de la Conmebol y de la Concacaf vinculado a los casos de corrupción dentro de la FIFA, que acaba de suspender 8 años, a través del Comité de Ética, a su hasta hace poco presidente Joseph Blatter.
Burga, en concreto, es acusado por cinco de los 92 cargos presentados por la fiscalía estadounidense: conspiración de crimen organizado, por pertenecer a una confederación considerada empresa criminal (Confederación Sudamericana de Fútbol o Conmebol); conspiración de fraude electrónico y lavado de dinero en el caso Copa Libertadores, por una repartición de sobornos de T&C Sports Marketing; conspiración de fraude electrónico y lavado de dinero en el caso Copa América Centenario, por una repartición de sobornos de Datisa –empresa que se hizo con los derechos de trasmisión de la Copa América Centenario 2016– para los presidentes de la Conmebol.
Es importante señalar, además que la Conmebol acordó con Datisa (empresa formada por T&C, Traffic y Full Play) la venta de los derechos de marketing de las siguientes cuatro copas América y un ‘bono’ de US$ 100 millones para ser repartidos entre los 10 presidentes de la Conmebol. Burga fue uno de los que firmó ese contrato, el 25 de mayo del 2013 en Londres.
“Soy inocente”, repitió horas antes de ser capturado Burga y, según allegados, se mantiene en esa postura. A diferencia de otros implicados, no ha mostrado tampoco intención de aceptar la extradición.
Lo que no pudo hacer la justicia peruana y algunos políticos, que se metieron en el fútbol más por figurar que por un real interés de ayudar a ‘limpiar la casa’, lo hizo la justicia de Estados Unidos. Esposado y vistiendo chaleco antibalas, no parecía el todopoderoso mandamás del fútbol peruano de cuello y corbata que nunca escuchó los reclamos del hincha, que siempre se hizo el distraído ante los emplazamientos de la prensa y borró la palabra renuncia de su diccionario.
Son 22 días en la fría soledad de un calabozo; 528 horas clavando la mirada absolutamente en ninguna parte; 31.680 segundos para pensar sobre sus acciones y concluir que, tal vez actuando distinto, esta Navidad podría haber estado en casa con su familia.
Burga y el Grupo de los seis
IMPLICADOS. Con Burga estos conformaban el llamado “Grupo de los seis”. Según el informe de EEUU, con el testimonio de Alejandro Burzaco, de Torneos y Competencias (TyC), desde el 2009 pidieron una tajada (millón de dólares cada uno) de los sobornos que ya venían pagando a Nicolás Leoz y otros directivos por la transmisión de la Libertadores.
Abogado Nakazaki arma una nueva estrategia de defensa
El lunes 21 de diciembre, Burga fue interrogado por la fiscal Tania Liñán en el penal Ancón II para responder por los cargos que se le imputan, entre ellos lavado de activos, fraude electrónico y crimen organizado. Su defensa corre a cargo del conocido abogado César Nakazaki.
Según La República pudo conocer, la estrategia para evitar que Burga sea extraditado sería intentar demostrar que en su detención se dieron ‘vicios de proceso’, aunque la fuente allegada a la defensa del ex directivo no dio mayores detalles. Se intentaría demostrar, además, que por las circunstancias actuales Burga no tendría garantías de juicio justo en EEUU y así lograr que sea procesado, en otras condiciones, en Perú. “Estos acusados controlaron sus federaciones por más de 25 años y mancharon el fútbol con actos de corrupción. Vamos a limpiar este lindo deporte”, dijo la fiscal estadounidense Loretta Lynch cuando reveló los nombres de los acusados.
Claves
Sanción. Si Burga es hallado culpable en EEUU, podría recibir una condena de hasta 20 años de prisión.
Investigado. El 4 de noviembre, EEUU solicitó la detención preventiva con fines de extradición de Manuel Burga, en Lima.
Red. Son 66 personas vinculadas al fútbol profesional, amateur, comisiones de arbitraje y ligas departamentales las investigadas por la Fiscalía de Delitos de Lavado de Activos, por presuntos vínculos ilícitos con Burga.