La última vez que el técnico Juan Reynoso habló con El Comercio también fue la única. Era el verano del 2009 y el técnico nacional todavía no planificaba esta impresionante campaña con Melgar de Arequipa: estaba en la ‘U’, preparaba un equipo sólido y decía: “Hablemos largo que será la última vez”. Ese Juan no ha cambiado. Todavía mantiene una distancia con los medios que a veces termina siendo nociva por una razón sencilla y, si se quiere, polémica: no terminamos de saber qué piensa y adónde quiere llegar. Y no ha cambiado, tampoco, su idea, su plan: organizar planteles competitivos en los que nunca es obvio quién es titular, idear un once que se defiende desde su posesión de la pelota y, lo más importante, que juega lo mismo en la UNSA o en el Gallardo, en la altura o en la selva.
Que, contra el rival que sea, lo enfrenta mirándolo a los ojos.
Este Melgar 2015 es otra vez la prueba: es el que más ganó en el año (17 partidos), el que menos goles recibió (26) y el único invicto jugando en su cancha. Sin ser una aplanadora, ya en las semifinales uno pensaba: “El peor rival es Melgar”. O sea, el mejor.
Discrepamos en sus formas, pero eso nunca ha sido ceguera para reconocer que hoy es el entrenador peruano más importante del país. Y aunque él probablemente no lea esta página –ni la comparta– es necesario decirlo: los técnicos que no declaran pueden tener a once traductores que, como este 2015, pueden decir todo lo que piensan, todo lo que creen, todo lo que sienten. De Arias a Montaño, del ‘Pato’ Álvarez a Rainer, de ‘Cachete’ a Omar Fernández, todos los campeones son la voz de Juan Reynoso. Ellos hablan por él.