Los jugadores del equipo Santos Laguna le ganaron ayer a Tigres traspasando la barrera del fútbol.
Cuando más oscura estaba la noche y nublaba la razón de los propios futbolistas, más cerca estaba la luz al final del túnel.
El primer gol de Santos llegó en jugada a balón parado, esa misma que se desperdició una y otra vez en el partido de ida, claro, el primer cambio enfático es que ahora lo cobró Osvaldo Martínez en lugar de Brian Lozano.
El paraguayo cobró la pelota de billarista para ponerla arriba de la barrera y hacia el poste derecho de la portería de Tigres.
Emotividad, ánimo y esperanza con el primero de dos goles que se necesitaban para avanzar a semifinales, al minuto 16 del primer tiempo.
Quien tiene el rol del villano del juego es Jonathan Rodríguez pero a la vez del elemento que dio sabor a la victoria.
El uruguayo falla dos opciones de gol antes de ver la tarjeta roja por un pisotón que le dio a Javier Aquino al minuto 27, parecía que la fiesta terminaba.
En medio de la ira que le provocó a los jugadores de Santos Laguna la expulsión de Rodríguez, Jonathan Orozco salva la única opción de gol que tuvo Tigres con una enorme atajada volando a poste derecho.
Lo mejor que pudo pasar para Santos fue que se acabó el primer tiempo, en medio del caos.
Hay cosas que no se pueden explicar con fútbol. Para el segundo tiempo surgen los héroes para los albiverdes.
El joven Jesús Angulo hizo un trabajo excepcional sobre Jürgen Damm. Brian Lozano tuvo un desgaste tremendo en la banda izquierda.
Jorge Sánchez entró para realizar una marca excepcional sobre Javier Aquino. Carlos Izquierdoz y Gerardo Alcoba se dieron tiempo de ir al ataque en medio del drama.
¿Cómo explicar que Gignac haya fallado una opción tan clara como la que tuvo Lucas Lobos en 2012?
Pero el “Héroe de la Película” se llama Jorge Tavares, quien un minuto antes de anotar el gol de la semifinal, lo estaban atendiendo de una lesión en el hombro, regresó y lo siguiente que pasó fue que sacó el disparo para que Nahuel viera como la pelota entró de forma angustiante a la portería. La siguiente imagen es la de Tavares saliendo en camilla del terreno de juego.
Drama, tensión y nervios fueron el colofón para una noche que no se puede explicar con fútbol.