Independiente tiene una prioridad: ganar la Recopa Sudamericana. Su cabeza apunta al próximo miércoles y a la revancha contra Gremio en Brasil tras el duro 1-1 en el encuentro de ida.
Por eso Ariel Holan cuidó a sus principales figuras. Aunque el equipo que puso en la cancha de Temperley no tiene nada que envidiarle a muchos de la Superliga.
El propio club del sur del Gran Buenos Aires desearía tener como titulares a Leandro Fernández o a Silvio Romero, los dos delanteros que salieron de arranque en el Rojo. O al Burrito Martínez. O al Torito Rodríguez.
Con ese mix, el Rojo arrancó mejor que el Gasolero. Llegó a fondo y obligó a tres muy buenas atajadas de Josué Ayala, figura de la primera parte. La más difícil para el arquero fue una doble tapada, primero a Fernández dando rebote con las manos y luego a Gonzalo Asis con los pies.
El local, que necesita con suma urgencia sumar para engrosar su promedio para soñar con quedarse en Primera, es pura voluntad. Fue creciendo con el correr de los minutos y con más garra que juego equilibró las acciones.
Fue 0-0 porque se terminó jugando más como quería Temperley que como intentaba Independiente. Con uñas y dientes, con pierna fuerte, con agarrones, pelotazos, choques. Con pocos espacios.
La igualdad le sienta mejor al local que acumulaba tres derrotas al hilo. Sigue hundido en los promedios pero por el tamaño del rival al que enfrentó y porque jugó los últimos 20 minutos con un hombre menos por el patadón de Matías Nani, se fue más conforme.
Independiente dará vuelta la página rápido. Fue de mayor a menor. Mereció ponerse en ventaja en la primera mitad pero chocó contra Ayala, el mejor de un partido chato.
Ahora ya se enfoca en su objetivo: el miércoles tratar de superar a Gremio y volver a gritar campeón de un torneo internacional.