24/11/2024

El Panadero Díaz, ese zurdo arrabalero que se ganó el Oscar al bajo perfil

Martes 16 de Enero del 2018

El Panadero Díaz, ese zurdo arrabalero que se ganó el Oscar al bajo perfil

Fue campeón de América y del mundo con el Racing de Pizzuti. Cuando se retiró, se transformó en el fiel ladero del Coco Basile. Retrato de uno de los últimos emblemas del fútbol de los sesenta.

Fue campeón de América y del mundo con el Racing de Pizzuti. Cuando se retiró, se transformó en el fiel ladero del Coco Basile. Retrato de uno de los últimos emblemas del fútbol de los sesenta.

Con el Panadero Díaz se fue lo que quedaba de la infancia de los cincuentones futboleros. En el disco rígido les quedarán mil goles de cabeza. Y el silencio permanente, el de la antifigura, el Sancho Panza del Quijote Coco Basile. Parte de una época se fue en ese corazón fallido que latió en la banda izquierda de Racing y del Atlético de Madrid. El fútbol de los sesenta despide a uno de sus hijos preferidos.

Era del sur. De los potreros del sur. De la orilla. De esas fronteras donde el recorrido empezaba en la pelota, seguía en el café, donde se aprendían códigos acaso anacrónicos y se formaban amistades hoy difíciles de comprender. A prueba de balas. Y de traiciones. Era de esa época. Panadero porque su padre tenía una panadería y desde la notoriedad que daban cada domingo y las páginas de El Gráfico a cada uno que la genealogía les adjudicaba el Díaz del apellido inevitablemente se les agregaba el Panadero. Como el Perico a los Pérez. Era de esos tiempos, último eslabón de una película de Armando Bo, el puente inevitable del muchachito de extramuros que luego brilla en las luces del centro.

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De los baldíos a las inferiores de Racing en los tiempos en que Racing tenía nostalgias del campeonato del 61 y se producía el recambio generacional. Perfumo era el 6 de la Primera y lo miraban de reojo porque sucedía a Federico Sacchi, la elegancia hecha jugador. Y Basile era 5. Y el Panadero era el 3 de la Tercera, suplente de Mesías. Pizzuti corrió a Perfumo de 2, bajó a Basile de 6 y le dio la oportunidad de Díaz como 3. Nacía El Equipo de José que completó su estructura con el regreso de Italia del Bocha Maschio. "Pizzuti nos mandaba a todos al ataque porque era soltero" dije el inefable Roberto, alguna vez. Fue la mejor definición táctica de aquel Racing "primer campeón mundial" argentino. Y era así: todos al ataque y Perfumo (a veces el capitán Martín) cuidando de que nadie llegara a Cejas. Uno, diez, cien, mil goles de cabeza del Coco o del Panadero. La leyenda.

El Panadero Díaz, ese zurdo arrabalero que se ganó el Oscar al bajo perfil

El Panadero Díaz escapa de la marca de Luis Ubiña durante la final de la Copa Libertadores de 1967.

Zurdo, hábil, fervoroso para poner la pierna en una época de Estudiantes bravíos, de Bocas temperamentales, de San Lorenzos matadores, de Independientes mix de clase y garra, el Panadero ponía y jugaba. Y si había que pelearse, se peleaba. En un clásico con San Lorenzo maltrató a Sanfilippo, quien al terminar el primer tiempo lo puso de una trompada. El tiempo no mató el rencor. Treinta años después, en una fiesta del fútbol en el Luna Park, el Panadero le tocó el hombro a Sanfilippo y le dijo "salí afuera, vamos a arreglar esto como hombres". Y se dieron.

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Aquellas cuestiones se arreglaban así. Tenían suerte. No había celulares, camaritas ni la prensa revisaba bolsas de basura. Tampoco cuando los rivales en la cancha salían de juerga nocturna. Podían ser rivales en el "verde césped", como decía Labruna, pero eran amigos en los teatros de revistas y en los cabarets. El, Basile, Veira, Doval, Willington y tantos otros, se enfrentaban los domingos a la tarde y por las noches se encontraban en geografías más amables. Entonces, era así.

El Panadero Díaz, ese zurdo arrabalero que se ganó el Oscar al bajo perfil

El Panadero Díaz, marcado por Leopoldo Jacinto Luque.

El sur natal lo llevó al lado de Ramón Cabrero para ser su ayudante hasta que Basile se lanzó como entrenador y aquella sociedad-amistad que había empezado en el Cilindro y en las mateadas en lo de Tita Mattiussi siguió en los bancos. En Racing, en Boca, en Atlético, en la Selección. El Panadero debió recibir el Oscar al bajo perfil. Jamás hizo una declaración a la prensa cuando fue ayudante del Coco. Si se le preguntaba algo levantaba las cejas y buscaba a Basile señalándole el camino correcto al cronista.

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Esquivo con los periodistas, bravo con los dirigentes. Cuando se hizo insoportable la convivencia de Basile con Jesús Gil y Gil, el presidente del Atlético de Madrid, Coco renunció con una frase recordada: "Metete el contrato en el orto. me pagás hasta hoy y yo me voy". Y entonces urgió la voz ronca del Panadero: "A él pagale hasta hoy, a mí me pagás hasta la última peseta".

El Panadero Díaz, ese zurdo arrabalero que se ganó el Oscar al bajo perfil

El Panadero Díaz junto a Alfio Basile y Ubaldo Fillol durante la segunda etapa del Coco como entrenador de la Selección. (Marcelo Carroll)

Si a los veteranos se les murió uno de los tipos que los hizo felices de niño (si eran de Racing) o lo padecieron (si eran de otros cuadros y lo veían venir en cada córner en contra), para las nuevas generaciones deslumbradas con tantos Messis y tantos Cristianos, la imagen que les queda es la del Panadero echándole talco a la espalda del Coco. Una injusticia. Esos chicos pueden preguntarles a sus padres (o abuelos) cómo jugaba el Panadero. En blanco y negro también había fútbol del bueno, laterales ofensivos, con técnica, guapos. Como el Panadero. Como esos que hoy no abundan.

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