El llanto del campeón. Gabriel Leyes entró a la historia de Alianza Lima el 3 de diciembre del 2017. El delantero uruguayo, odiadio por muchos y querido por unos pocos, desató la algarabía de los hinchas blanquiazules tras marcar el doblete que cortó la mala racha de once años.
Su celebración besando el escudo blanquiazul y gritándole el gol a todo Matute fue el desahogo del delantero que terminó el partido llorando por lo difícil que fue su camino desde su llegada, en agosto, a La Victoria. Es un premio al esfuerzo, a no bajar los brazos. Esto se lo dedicó a mi familia, que son los que siempre confían en mí cuando las cosas vienen feas. Esta alegría es para ellos, declaró Gabriel Leyes muy emocionado.
Sus cifras no fueron su mejor carta de presentación: 23 goles a lo largo de su carrera profesional, lo pusieron entre ceja y ceja de los hinchas de Alianza Lima. Jugó 12 partidos, de los 15 que tuvo el Clausura, vistiendo la blanquiazul y tantas fueron sus ganas de tocar la gloria con el club, que adherió la piel íntima a su ser y apareció en el último partido, en el partido más importante de su carrera y de miles de hinchas para sacarse el clavo.
Las críticas van a estar en todos lados, critican a Messi, ¿por qué me voy a ofender yo? Vine con la meta de salir campeón y acá está el premio, declaró el delantero de Alianza Lima.
Gabriel Leyes, que arrancó en cinco oportunidades como titular, cerró el año con tres goles, uno ante Cantolao y dos, los del campeonato, a Comerciantes Unidos, terminó como el héroe de Alianza Lima.
El pitazo final no solo significó que el esfuerzo de todo el año valió la pena, para Gabriel Leyes iba más allá. En los cuatro meses que lleva en Perú, su apellido nunca se escuchó tan fuerte en Matute. Tanto que lo ensordeció y emocionó hasta las lágrimas. El hincha de Alianza Lima, las cuatro tribunas del templo no se cansaron de corear su apellido agradeciéndolo por la hazaña lograda.
Gabriel Leyes llegó en silencio, no tuvo un camino fácil, el arco se le cerró en muchos partidos y la antojada pelota no ingresaba. Desesperó al hincha de Alianza Lima, pero no perdió la fe ni la calma en que el fútbol tiene revanchas y que su día estaba cerca de llegar. El primer domingo de diciembre, de un año especial para todo Perú, también fue su día y se cumplió las Leyes del campeón.