El técnico argentino Ricardo Gareca fue considerado por muchos años en Perú como el villano que impidió el viaje a México 1986 al marcar un agónico gol en Buenos Aires, el 2-2 con la albiceleste.
Del Tigre, ahora héroe nacional peruano, la agencia AFP dice que “con la cabellera al viento, pero sin caballo ni armadura, Gareca fue el príncipe que entró al castillo y rescató a un Perú de las fauces del dragón de los fracasos, y le dio el beso de la clasificación a un Mundial, tras 36 años de letargo” al imponerse en la repesca a Nueva Zelanda y ganar el boleto a Rusia 2018.
El melenudo de 1,86 metros puso a su país dentro de México 1986. Era junio de 1985. Perú ganaba de visita a Argentina 2-1 y tenía un pie en el Mundial. Pero el Tigre empujó un balón cuando faltaban 10 minutos y mandó a Argentina para México y a Perú a un repechaje que luego perdería. Carlos Bilardo, inexplicablemente, no convocó a Gareca al combinado que después sería campeón del mundo. Gareca revela que “a solas lloró como un condenado”. Este será el primer Mundial de su vida.
Odiado hace 32 años, Gareca es hoy la figura más querida y popular de Perú. Ese destino lo comparte con el mítico brasileño Didí (Waldir Pereira), que también dejó sin una Copa del Mundo a Perú y luego se redimió y como DT lo llevó a una. En la eliminatoria a Suecia 1958 los peruanos debieron buscar su pase ante Brasil en dos partidos. En Lima, con una generación formidable que lideraban Óscar Gómez Sánchez, Máximo Mosquera, Juan Seminario y Alberto Toto Terry, los rojiblancos no pudieron impedir que los auriverdes igualaran 1-1. Había que intentar la hazaña en el Maracaná.
El 21 de abril de 1957, Didí confirmó su magistral pegada de balón. Cobró un tiro libre al borde del área, desde la banda diestra, y cuando parecía que el balón se iba por encima, el esférico descubrió una curva impresionante e ingresó en el ángulo izquierdo del arco. Un golazo con el efecto folha seca (hoja seca), a lo Didí, por cómo bajó la pelota. Si Perú empataba, forzaba un enfrentamiento extra para clasificar. Pero cayó 1-0.
En 1969 Didí, desde el banquillo peruano, pagó su deuda y metió a los del Rimac al Mundial 1970. Fue en una jornada memorable que cimbró al planeta, porque eliminó a la poderosa Argentina en La Bombonera (2-2). Con un fútbol vistoso y ofensivo los pupilos peruanos de Didí solo pudieron ser frenados en México por el Brasil de Pelé, Gerson, Jairzinho, Tostao y Rivelino en cuartos de final. (D)