Es la final de su vida. Para Perú, pero también para Ricardo Gareca. Es la chance de ir un Mundial después de que como jugador quedó fuera de lista para México 86. Con eso claro, el técnico asume que no debe guardarse nada, por lo que, ante lo decisivo del partido, aplicaría dos cambios: los ingresos de Luis Advíncula y Raúl Ruidíaz.
En el caso de Advíncula se trata de un cambio técnico. Es decir, sale Aldo Corzo e ingresa el defensor de Lobos. La idea es jugársela por un lateral con más velocidad y potencia a la hora de recorrer el carril. Uno que juegue en tándem con el extremo y sepa incluso hacer la diagonal con peligro. No es que Corzo haya jugada mal. Es que el partido pide un lateral más entrenado en ir al ataque. La última referencia que tenemos de Advíncula –el partido contra Bolivia- es claramente positiva.
En el caso de Ruidíaz sí hay una serie de cambios tácticos que harán posible su ingreso. El que sale es Yoshimar Yotún. Edison Flores va en su reemplazo como mediocentro, Christian Cueva agarra el lugar de ‘Orejas’ por la izquierda, Farfán el de Cueva y Ruidíaz juega de ‘9’. Lo positivo es que, si bien no es algo muy entrenado, todos los nombrados tienen experiencia jugando en esas posiciones. De hecho, el primer Cueva de Gareca, aquel de la Copa 2015, la rompió de extremo zurdo.
Así las cosas, Perú hace variantes para atacar por todos lados. El esquema no se resiente, pero el ‘9’ cambia porque Farfán asoma más temible apareciendo en el área que estacionado en ella. Ruidíaz, un punta de área más puro, asumirá ese lugar.
En otras palabras, Gareca cambia para no seguir igual.