La selección peruana de fútbol ya está en Nueva Zelanda, tras llegar a la ciudad de Auckland este viernes. Pese a que está última localidad será su centro de operaciones de cara al partido que disputará por el repechaje, la selección deberá desplazarse a la capital del país, Wellington, el mismo día del partido.
Este hecho no revestiría mayor problema de no ser por un detalle: Perú llegará por vía aérea a Wellington, célebre por tener un aeropuerto considerado como uno de los más peligrosos del mundo. Aquí, explicamos las razones detrás de esta reputación.
Viento
Nueva Zelanda es un país insular, caracterizado por un gran aislamiento, lo que le confiere un clima predominantemente oceánico. Wellington se ubica exactamente frente al estrecho de Cook, que separa las dos grandes islas del país.
Esta peculiar ubicación geográfica hace que los vientos no encuentren obstáculos continentales a lo largo de su recorrido por el océano, originando fuertes brisas. En promedio, la velocidad de los vientos es de 26 kilómetros por hora y muchos consideran a Wellington como la ciudad más ventosa del mundo.
Todo esto ha llevado a que la localidad reciba el sobrenombre de “Windy Wellington” (Wellington la ventosa).
La fuerza de las ráfagas de viento, evidentemente dificulta en gran medida los despegues y descensos en el Aeropuerto Internacional de Wellington, por lo que no es raro encontrar numerosos testimonios audiovisuales en internet que dan cuenta de esta situación (ver los videos que acompañan a la nota.
La pista y el mar
Como se mencionaba antes, Wellington está ubicada junto al estrecho de Cook y el aeropuerto se encuentra en un cabo, por lo que el recinto está rodeado de mar en ambos lados tal y como se aprecia en el mapa de abajo.
(Imagen: Google Maps)
Google Maps
A lo anterior se añade que la pista de aterrizaje tiene una longitud bastante discreta para los estándares de un aeropuerto internacional, con poco más de dos kilómetros, mostrando un fondo marino en cada uno de sus extremos. Un error podría terminar con un avión en al agua.
Si se tienen en cuenta estos factores y se añade la gran turbulencia causada por el viento, no es descabellado percatarse de los riesgos que hay de por medio. No es de extrañar que muchos señalen que descender en avión es una experiencia bastante tensa en Wellington.
Sin embargo, es pertinente aclarar que Nueva Zelanda es un país bastante ordenado y los pilotos que llegaron al aeropuerto de la capital siempre han estado muy bien capacitados, por lo que los incidentes dentro del punto de desembarco han sido mínimos y sin víctimas fatales.
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