Antes de atendernos, Juan Carlos Oblitas ha tenido una reunión extensa con el gerente de la FPF, Antonio García Pye, y el preparador físico de la selección peruana, Néstor Bonillo. La resaca del triunfo todavía se vive en la Videna, pero no queda mucho plazo para extender celebraciones. Están a la espera de la confirmación de la sede del encuentro ante Argentina el 5 de octubre (la AFA quiere que sea en la Bombonera, pero FIFA aún no aprueba). También toca armar la logística del viaje peruano (no se sabe aún si Gareca y compañía viajan una semana antes o solo en la víspera) y confirmar la lista de convocados que será oficial el próximo viernes. No hay tiempo ni siquiera para recordar más de la cuenta.
— ¿Podríamos decir que con Ricardo Gareca te conociste en esos partidos de ida y vuelta de Eliminatorias en 1985, cuando se enfrentaron como jugadores?
Yo enfrenté a Ricardo en ese partido de 1985, y luego ya como técnico con Universitario en la Libertadores de 1988 (segunda ronda). Él estaba aún como jugador en el América de Cali. Digamos que lo conocía primero como rival. Pero lo que me lleva a mí a pensar en él como posible entrenador para Perú fue partir de la siguiente idea: necesitábamos a alguien que dentro de lo poco que tenía, pueda hacer mucho. Y él en Vélez –yo había seguido su carrera– vivía un constante éxodo de jugadores, el club es vendedor, siempre iba transfiriendo futbolistas, y Ricardo reconstruía el equipo para hacer casi siempre buenas campañas. Hasta fue campeón alguna vez.
— Han hablado muy poco, por ejemplo, de ese gol que le anotó a Perú...
Muy poco, te soy honesto. Hemos conversado un par de veces, lo que a mí siempre me sorprendió es que Ricardo haya hecho el gol de la clasificación y que no lo hayan llevado al Mundial de México. Una vez le pregunté y no me supo dar una respuesta, solo lo resume en que fue una decisión de Bilardo. Así de simple.
— Digamos que en la elección de Gareca primó el manejo de un grupo antes que lo puramente táctico...
Teníamos que ser pragmáticos en ese sentido, y otro rasgo que buscaba era alguien que pueda interiorizar en el pensamiento del futbolista peruano. Por conocimiento del ambiente aquí, Ricardo Gareca se iba convirtiendo en el indicado. Eso fue todo.
— ¿Hay técnicos de selección y otros solo de club?
No es que haya un técnico de selección o un técnico de club. Puedes tener éxito en las dos facetas, sino que son metodologías distintas las que deben aplicarse. Una cosa es tener un plantel todos los días de la semana, todo el año, al trabajo de una selección. Cambia la estrategia para un partido. En ese sentido, hay una variante, y debes adaptarte a eso. El mismo Ricardo, inclusive, ustedes pudieron analizar eso, tuvo algunos problemas cuando los resultados no apoyaban, y allí lo que nos tocaba a nosotros era darle el apoyo como federación siempre. Gracias a Dios ahora sí acompañan los resultados, aunque falta lo más difícil. La única diferencia es que ahora miramos la tabla de arriba a abajo y ya no de abajo a arriba.
— ¿Cuánto podrías aportar en este tramo final de Eliminatorias? Ya viviste algo similar como técnico en 1997...
Primero yo te digo desde ahora que voy a zanjar una línea porque ya pasé por todo esto. No vamos a cometer los mismos errores del 97. Yo voy a hacer que no se cometan los mismos errores. La euforia de la gente no se la quita nadie y yo quiero que la gente tenga toda esta ilusión. El hincha vive un romance con la selección y esto no se puede acabar. Lo que no podemos permitir ni repetir los que rodeamos al grupo es caer en esa euforia. Debemos ser muy fríos y analíticos. Ya estamos viendo con Antonio García Pye y Néstor Bonillo todos los detalles del viaje y no cambiar nada de lo que hemos hecho ahora. Por ejemplo, en 1997, antes de jugar con Chile se hicieron cambios en la logística, en el viaje, se subió mucha gente al avión y todo lo demás. Nosotros vamos a mantener todo como se ha trabajado en estos dos años. El comando técnico es consciente y los jugadores están muy realistas. Pisamos tierra todos aquí.
— Roberto Palacios dice que este equipo debería ser más cauteloso en comparación con aquel que viajó a Chile hace veinte años...
Sí, sin lugar a dudas. Ese no es ningún secreto, todos lo vivimos. Pero este es otro equipo y son otros rivales. Es la misma selección en lo que se refiere a la camiseta, sin embargo, vivimos un tiempo distinto. Ya en lo que el equipo propone, también debemos confiar en lo que al final decida Ricardo. La prioridad por ahora es pensar cómo cubrimos esos puestos dejados por jugadores suspendidos. Aunque ya está demostrado que en esta selección entra uno, sale otro, y el funcionamiento no cambia. Todo se da muy natural.
— ¿Un primer paso será alejar a esta selección de la euforia, entonces?
En eso estamos muy claros. Por eso desde hace un tiempo fuimos más drásticos con el tema de la concentración y vamos a continuar con eso. Pero ojo, ese equipo del 97 tuvo problemas básicamente en la organización del viaje. A nivel deportivo, también estaba concentrado en lo que quería; si no hubiera sido así, cómo crees que hubiera dado pelea hasta la última fecha. La ilusión es grande, los mismos periodistas ya están yendo más allá.
— ¿El caso del arquero Carlos Cáceda y todo lo que se le cuestionó tiene que ver con esto que acabas de decir?
Muchos periodistas no entienden que no son técnicos. Lo que tiene que primar es el análisis; puedes discrepar con el técnico, pero el que toma las decisiones es él. Y muchas veces el tiempo le ha dado la razón a Ricardo. Mira, ya no hagamos mucho hincapié en el periodismo, porque tampoco ha sido tanto así en el actual proceso. Yo soy un tipo que por algún lado sigo siendo resistido, pero reconozco que en general la prensa se está portando bien con este comando técnico y con el grupo.
— ¿Cero sorpresas para el próximo llamado de Gareca?
Sí, el llamado será el próximo viernes y no creo que haya sorpresas. Salvo los suspendidos, serán los mismos que viajaron a Quito. Ricardo siempre dice que “tiene equipo” y que confía en él. Es un grupo de 25 futbolistas y difícilmente lo va a modificar. De ese universo no se va a mover mucho.
— Esta es mi única pregunta con descarga optimista. ¿Si llegamos a Rusia está claro que Gareca no cambiará a este equipo y no incluirá a nadie más?
Si me lo pones así, es cien por ciento seguro diría yo. Si Perú llega al Mundial deberá ser así. Los que logren la clasificación son los que tienen que ir. Además, si me preguntas por este grupo, te digo que del medio para adelante, salvo Paolo, es un equipo que tiene hasta para dos Eliminatorias más. Prendamos velas para que Guerrero nos dure un proceso más al menos.
— Hablando de errores repetidos... Difícil repetir lo de España 82, cuando Tim llamó a Cubillas, que no había participado en el proceso de clasificación...
No. Tú puedes cometer errores, pero nunca puedes cometer dos veces el mismo error. Allí creo que sirve un poco mi experiencia. No se puede llegar a situaciones como esas. Pero primero clasifiquemos [ríe].
— Estuviste como jugador peleando la clasificación en 1985, fuiste técnico del equipo que se quedó por goles en el 97, y ahora eres directivo en este proceso de Gareca. ¿Cómo vives esta etapa?
Me siento con muchos nervios. Las otras veces era parte activa del juego. Ahora soy la cabeza para que esa parte activa del juego esté tranquila; me refiero al técnico, a los jugadores. Muchos nervios, no dejo de ver y repetir los partidos. El día del partido ante Ecuador me fui de la tribuna antes de los goles, no vi los goles. La presión con uno mismo es dura. Lo que más quiero es que esta nueva generación vea a Perú en un Mundial. Yo jugué dos mundiales y sé lo que es esto. Quiero que todos lo volvamos a vivir. Soy privilegiado al vivir todos estos momentos. El fútbol me ha dado mucho y me ha quitado mucho; pero una manera de agradecer lo que me ha dado este deporte es seguir con este grupo para escribir una nueva historia.