“No me importa jugar con la número cien”, responde Jefferson Farfán a los reporteros que le preguntan en la Videna por esa camiseta ‘10’ que dejó hace 17 meses y que hoy viste Christian Cueva. El jugador del Lokomotiv de Rusia volvió a entrenar con la selección peruana después de casi año y medio. A un lado del césped, no deja de hacer bromas con el preparador físico Néstor Bonillo, atiende a la prensa sin expresar fastidio, es el alivio de quien ha llegado a la meta después de una maratón. A Farfán le ha costado la vida regresar, nunca tan difícil. Corregir los desvaríos para cumplir una misión también es nacer de nuevo.
Apenas bajó del avión en el Jorge Chávez, el último domingo por la noche, Jefferson Farfán fue trasladado a la concentración de la selección peruana en el Swissotel. Ya son otros tiempos, atrás quedaron esas licencias de pasar una noche con los seres queridos y así exponerse a las cámaras de algún programa de espectáculos. Sin descanso ni permisos, Farfán fue uno de los primeros en ingresar ayer a las prácticas en la Videna de San Luis y ahora la pregunta es si merece vivir este momento. ¿Se lo ha ganado? Podemos responder que sí. Le dejaron una tarea hace unos meses y cumplió.
En una columna que publicamos en junio criticamos que mientras Paolo Guerrero asumía el liderazgo de esta nueva selección; Farfán le hacía guiños al estatus de ex jugador. Escribimos lo siguiente para cerrar el texto: “Que el próximo ‘amor, amor, amor’ de Farfán sea su amor por el fútbol; que el próximo ampay sea entrenando por un físico mejor entre cuatro paredes de un gimnasio”. Dos meses después, Jefferson Farfán ha jugado 650 minutos y ha anotado dos goles con Lokomotiv en el arranque de temporada en Rusia. Ha recuperado ritmo de competencia, ha equilibrado su estado físico y hasta se ha reconciliado con el gol. Ante la ausencia de Paolo Guerrero y el bajón futbolístico de Christian Cueva en Sao Paulo, su convocatoria responde a la necesidad de tener a un recambio polifuncional en el banco.
Si en otros momentos criticamos que Farfán estuviera más activo en redes sociales que en un campo de juego, hoy saludamos que hizo todo bien. Su jerarquía siempre será necesaria, siempre y cuando esté unida a regularidad futbolística. Y eso es lo que ha ganado Jefferson entre julio y agosto. Ha hecho todo bien para marcar este punto de retorno.
Este proceso de reencuentro de Jefferson con la Blanquirroja fue progresivo y tuvo como hecho determinante el viaje de Néstor Bonillo, preparador físico de Perú, quien voló hasta Moscú para entrevistarse con él. Fue Bonillo quien lo acompañó en esa recuperación de varios meses antes del partido ante Venezuela en marzo del año pasado. Fue Bonillo, también, quien se molestó por las declaraciones de Farfán después de volverse a lesionar ante la Vinotinto. Finalmente, fue Bonillo quien al volver de Rusia le sugirió a Gareca que no descartara a Farfán.
¿Debe ser titular Jefferson Farfán ante Bolivia? Lo inicial es que ratifique su buen presente en las prácticas. Opciones y buena memoria tiene: ya fue el ‘9’ que recibió un pase de Yotún ante Chile, ya se asoció antes con Advíncula. Lo único que no podrá volver a hacer este jueves es una pared con Guerrero, el amigo ausente. Sin Paolo en el campo, Jefferson Farfán, ante los bolivianos, tendrá la gran posibilidad de volver a ser el compadre querido.