Pecci fue capaz de imponerse como emblema nacional en todo el mundo, transformó en el país una disciplina de élite como el tenis en un fenómeno popular, paralizando al país en la inolvidable definición frente al sueco Bjorn Borg.
La aventura parisina de Pecci tuvo altas emociones y grandes sorpresas. El tenista guaraní arribó a la capital francesa con 23 años, y tras haber conseguido el título en el Niza, con victoria sobre el australiano Jhon Alexander por 6-3, 6-2 y 7-5.
De arranque, el paraguayo despachó al uno de Francia y crédito local Francois Jauffret por 3-1, misma diferencia obtenida frente al checoslovaco Pavel Slozil en la segunda ronda.
Para las siguientes dos etapas, Pecci desplegó un nivel superior, arrasando por 3-0 sucesivamente al italiano Corrado Barazzutti (semifinalista en Francia en 1978) y al norteamericano Harold Solomon.
LA GARRA GUARANÍ. En cuartos de final, Pecci se impuso en el clásico sudamericano ante el campeón en el 77 y finalista en el 78, el argentino Guillermo Vilas por 3-1.
El paraguayo desplegó todo su arsenal para deslumbrar al público parisino. Su gran fuerza en el saque, la precisión de los lobs y su potente volea maniataron a Vilas, y lo posicionaron a Pecci ya a esa altura como una de las grandes revelaciones del torneo.
En semifinales, el rival fue el mítico Jimmy Connors, el tenista con más títulos ATP con 109. La tendencia marcaba una final entre el 1 y 2 del mundo, pero Pecci dio la nota al vencer espectacularmente por 3-1. El paraguayo controló las acciones de entrada, arriesgó con subidas a la red e impuso su juego sacando a relucir toda su contundencia para consolidar uno de sus triunfos más memorables.
LA DEFINICIÓN. Pecci en dos semanas se convirtió en la sensación en la capital francesa y los medios se hacían eco de la aparición de una joven figura latina poseedor de un revés de slice que molestaba mucho y de una fortaleza mental única.
El compromiso final ubicó al paraguayo ante el sueco Bjorn Borg. El domingo 11 de junio de 1979, el país se paralizó para acompañar a Pecci en el duelo denominado El hombre contra la máquina.
La lluvia previa condicionó el juego de Pecci, hizo la cancha más lenta y perdió poder en su saque, su mejor arma. Tres horas el tenista guaraní planteó una dura batalla, pero terminó cediendo por 3-1, aunque fue capaz de arrebatar el invicto al sueco al vencer en la tercera manga por 7-6, tras ir abajo por 2-5.
Tras la gran hazaña en uno de los torneos más importantes del Gran Slam, Pecci fue recibido en Asunción como toda una estrella, y se dio comienzo a una nueva era de tenis en territorio guaraní.