A lo largo de su historia América ha tenido una infinidad de entrenadores que han formado la historia del club, algunos con pasajes buenos otros no tanto, pero cada uno aportó un pasaje a la conformación de lo que hoy es el Club América. Con diversas personalidades, diversos caracteres, diversos estilos de juego; algunos conservadores, otros especulativos y otros espectaculares.
Indiscutiblemente, los que consiguieron algún título tienen un apartado especial en la historia del conjunto azulcrema; sin embargo, en el último año se dio algo que no se había visto al menos en la historia de los torneos cortos. Los éxitos que ha conquistado André Jardine lo sitúan como el director técnico más ganador en la historia del Club América, algo que no es poca cosa, todo lo contrario, cuando su proceso lleva poco más de un año.
El sello Jardine
Sí, cada entrenador que ha pasado por el banquillo de América sabe que llega a un sitio especial, uno en el que todos desean triunfar, pero en el que pocos lo consiguen, más cuando el dueño del equipo deja claro que la ausencia de títulos no tiene otro significado que fracaso.
El año pasado, América encaró el duro golpe de perder una semifinal en el Estadio Azteca con Chivas. Un golpe anímico y futbolístico, Fernando Ortiz dejó el banquillo y se abrió una etapa de scouting. La elección de la directiva fue André Jardine, un entrenador de origen brasileño que tenía sus méritos como haber ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. En México había dejado una buena imagen con el Atlético de San Luis, pero ahora le llamaba el club más demandante, el más mediático, el más estresante, el más polarizante… el más grande del futbol mexicano y de la Concacaf.
Jardine asumió convencido de que podía triunfar en América, que tendría la capacidad de darle un estilo a las Águilas, uno que hiciera sentir a su afición orgullosa, uno que envidiaran los rivales, pero sobre todo uno que conquistara títulos. El brasileño fue sereno, cuando la cosa no inició bien se mantuvo estoico, fue transparente cuando pidió paciencia y siempre tuvo claro lo que le tenía que entregar al aficionado americanista.
El América de André Jardine fue creciendo y se fue construyendo con el andar de los partidos, justo después de golear a Chivas en el Clásico Nacional por 4-0 empezó a verse la mejor versión de las Águilas, ya no tuvo freno, acabó el torneo como líder general, con un récord de 40 puntos, cifra que no se había conseguido en la historia de los torneos cortos. André encontró el balance perfecto: mejor ofensiva y mejor defensiva, en resumen: un equipo a cabalidad.
En la Liguilla se midió a León en cuartos de final, al que eliminó con global de 4-0; luego sembró a Atlético de San Luis en semifinales con un global de 5-2. Los Tigres fueron el rival para la Final, nada menos que en ese momento el actual campeón. Con un juego pragmático, como lo requieren las finales, Jardine entregó la añorada 14, a un americanismo rebosante. En seis meses y en su primer torneo el brasileño conformó el equipo perfecto: líder, el que más goles marcó, el que menos recibió y campeón en su casa.
En el siguiente torneo Jardine no paró pecho, al contrario, mantuvo el foco en la misma exigencia del día uno. De a poco fue recuperando a sus jugadores y mostró un América práctico, lo llevó a la Liguilla de nueva cuenta como líder general. El americanismo se ilusionó con algo que no se había conseguido en los torneos cortos: el bicampeonato.
Jardine tenía la fórmula para ello, del juego brillante se pasó al efectista, a ganar y avanzar, supo sufrir con Pachuca en cuartos de final y su posición en la tabla le dio el pase a semifinales donde se cruzó con Chivas. Revancha perfecta para lo que había ocurrido un año antes, Jardine tenía la oportunidad perfecta de curar esa herida y lo hizo, eliminó al Rebaño y accedió a la Final. Tocó el espectacular Cruz Azul de Anselmi, pero el oficio de las Águilas pudo más, un 26 de mayo de nueva cuenta. André Jardine hizo bicampeón al América en torneos cortos.
Títulos son títulos
Los americanistas románticos pueden defender que en el año futbolístico (como se ganaban los campeonatos en antaño) su equipo fue el mejor, que ganó de manera irrefutable. Ese bicampeonato le valió hacerse con el Campeón de Campeones, ganado de facto por su dominio de la Liga MX.
Entonces llegó ese cruce en la Supercopa MX ante Tigres, y también el Campeones Cup, trofeos o campeonatos que la enorme trinchera del antiamericanismo cuestiona, pero que tienen su valor porque para poder disputarlos -como sostiene Jardine- se tuvo que haber sido campeón de liga.
Cinco títulos logrados por André Jardine en poco más de un año lo tienen como el entrenador más ganador en la historia del Club América, en este tiempo se ha vivido la mejor época de las Águilas en los torneos cortos y un poco más allá, eso es obra del estratega brasileño.
FCM