Pumas se dio un baño de contundencia en el Estadio Azteca, el arrojo y determinación que le faltaron contra América, le sobraron contra Cruz Azul, si hace una semana no chutó ni una sola vez a gol, en el juego contra los celestes marcó cuatro goles y pudo haber anotado un par más. Un 1-4 que enfila a Universidad a la Liguilla y deja casi muerto al equipo celeste, pues precisaba de una victoria para que las cuentas siguieran ajustando. A La Máquina el Azteca le pesa en demasía.
Los dos equipos llegaban con un estado anímico similar, con victorias a media semana, pero con la conciencia de que necesitaban un golpe de efecto que solo puede dar un triunfo en un clásico. A Cruz Azul le urgía ganar porque no ha podido hacerlo como local en el actual torneo y para Pumas eran tres puntos que lo ratificarían en la pelea por los puestos de Liguilla.
Fue un juego de pulmones, con dos equipos corriendo por sus opciones, sin perder la cautela en defensa, porque ambos han priorizado no recibir daño para después buscarse la vida en ataque. Hubo algunos intentos de peligro, pero nada que fuera realmente una amenaza, eso sí, Julio González empezó a verse activo, el flamante arquero convocado a selección mexicana desvió un centro de Rotondi que amenazaba con encontrar a Antuna.
Pumas empezó a activarse, pero tampoco encontraba claridad, hasta que apareció Huerta, el Chino volvió al once después de su sanción por acumulación de tarjetas, incursionó por izquierda, aceleró y dejó en el camino a Huescas y Guerrero se barrió y lo trabó, penal que tuvo una doble historia.
El propio Huerta cobró, hizo una finta y Gudiño se quedó con la pelota. César entró al infierno, pero los detalles, esos que Mohamed advirtió la semana pasada, sacaron a su jugador del pozo, porque el VAR avisó que el portero celeste se había adelantado. Ahora, la orden que vino de arriba y que obedeció el árbitro, fue que el penal se repitiera. En el segundo tiro Huerta engañó a Gudiño. El futbol quita un día y otro te da. Pumas arriba al 29’.
Cruz Azul no tenía más que dar ese paso al frente, mostrar decisión y convicción, tocar arrebato, pero Pumas estaba bien parado atrás, además de que la puntería de los atacantes celestes no era la mejor. Sepúlveda apenas había aparecido. Antuna y Rotondi eran voluntad por las bandas, pero nulo acierto.
Sin embargo, un despiste en una pelota parada le dio el empate. Rivero sacó desde la esquina, Dinenno quedó cortó en el intento por rechazar, Rivas tampoco llegó al igual que Fernández, el que sí lo hizo fue Sepúlveda que empujó la bola para volver a rescatar a Cruz Azul en el añadido.
Para el complemento Mohamed pasó a jugar con línea de 3, le dio más libertad a Huerta, y aunque a Universidad le costó acomodarse, pasaron los minutos, Sepúlveda se perdió el segundo en otro despiste de la zaga felina. Y el que no perdonó fue Huerta, quien tomó el balón en tres cuartos, volvió a imprimir vértigo, nadie le salió al paso y sacó un zurdazo que entró por la escuadra. Pumas asaltaba el Azteca al 60’.
A La Máquina le ganaba la ansiedad y la necesidad, no encontraba la manera de reaccionar, Universidad se soltaba en ataque. Huerta se perdió el tercero, pero después la fortuna le sonrió a Pumas y la jugó en contra a los celestes, Rivas probó de media distancia, el balón pegó en Escobar y ese desvió dejó sin opciones a Gudiño. Los universitarios se llevaban por delante a los celestes.
Cruz Azul no tuvo ni un atisbo de reacción, Pumas se lo impidió, el cuadro del Pedregal estaba encendido y se llevó por delante a los celestes, incluso Nathan Silva marcó el cuarto cuando la defensa celeste ya estaba desmoralizada. Al 80’, Universidad noqueaba a un equipo totalmente desorientado.
Pumas se impuso con autoridad. A Cruz Azul se le agota la vida. La realidad de uno y otro es bien diferente. Los universitarios estarán en la fiesta grande y los celestes, desde octubre tienen que empezar a pensar en enero.
FCM