Con más de tres horas de anticipación, la emoción se adueñaba del ambiente. La esperanza de conseguir la estrella número 13 se reflejaba en los ojos de los cientos de aficionados de las Chivas que desfilaron por la Glorieta Minerva, pero que tuvieron que seguir su caminar al enterarse de que no podrían disfrutar el partido.
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Los renuentes, se aglomeraron a las afueras de uno de los bares cercanos y desde ahí los gritos de emoción inundaban el ambiente.
El ‘Piojo’ Alvarado desbordó la emoción, pero la anotación del ‘Pocho’ Guzmán desató la locura total.
¡Chivas, Chivas!
El himno de Alta Consigna retumbaba en los aficionados que para esa hora ya sumaban miles.
Pero Gignac silenció los cánticos. Los cambios que mandó el técnico a la ancha se vieron reflejados en el ánimo de la afición y después, cayó el empate.
Las banderas seguían coloreando los alrededores de la emblemática glorieta y como la esperanza muere al último, los rojiblancos se desgarraban la garganta con el último tirón que representaban los tiempos extra.
Gol de Pizarro; cabezas bajas, no hubo tambores solo silencio. La trece no llegó en cambio se convirtió en la octava regiomontana.
Aunque tristes, el agradecimiento pudo más y de nuevo los chivahermanos se entregaron en cánticos y brincos, la emoción por culminar un gran torneo, aunque sin copa, Guadalajara celebró el volver a tener un equipo protagonista y digno de una afición como la Rojiblanca.
MC