En el 2013, Miguel Layún era visto en América como una especie de cáncer, porque el aficionado americanista y también de otros equipos se ensañaron con él, lo tomaron como pretexto para mofarse. Aquel entorno no fue fácil para Miguel, pero fue en ese entorno tan negativo donde encontró la forma de reponerse y en la Final del Clausura 2013 se convirtió en el héroe de americanismo al marcar el penal que coronó el título más dramático en la historia de las Águilas.
“Fue uno de los días más bonitos que me ha tocado vivir en estos años de futbol, hay muchísimos recuerdos y muchísimos sentimientos de esa noche. Pasamos de una fe y una creencia de poder alcanzar el título a ver que las cosas se complicaban, a recaer en la fe y en el compromiso que teníamos todos por conseguir el título hasta la euforia máxima después de esa tanda de penales”.
En aquellos años, en Twitter era común que fuera tendencia el hashtag #TodoEsCulpaDeLayún, por cualquier situación. Miguel recuerda que fue una situación que lo lastimó, pero también tuvo la valentía de cambiarlo.
“Para mí fue una fortuna lo que me tocó vivir, porque te brinda una oportunidad de superar los límites que muchas veces nosotros mismos creamos o permitimos. Pasé por dos fases, la primera que caí en una depresión, pasé momentos muy complicados emocionalmente estaba muy golpeado y me costaba, de hecho, yo no salía de casa, intentaba mantenerme lo más hermético posible y hasta cierto punto aislarme. Después me entró esa determinación, un reto conmigo mismo, me entró un hambre de decir ‘ok listo tú crees que puedes o que tienes el derecho a decir que alguien no puede te voy a mostrar que estás equivocado, y me voy a demostrar a mí mismo que tengo la capacidad para afrontar esos momentos y la personalidad para hacerlo’”.
Once pasos a la gloria
Y ese carácter afloró nada menos que en la Final del Clausura 2013, cuando Miguel cerró una noche mágica para el americanismo, pero también un círculo consigo mismo, pues aunque había escepticismo en que pudiera marcar el penal definitivo, él salió convencido desde la media cancha hasta el manchón penal.
“Todo mundo tiene una historia de cuando me vio caminar. Lo más curioso es que yo nunca pensé en nada cuando iba caminando a patear el penal, estaba tan enfocado en una sola cosa que era meter ese penal que no te sé decir hoy si la gente me abucheaba, si la gente coreaba mi nombre, si la gente estaba cantando o estaba en silencio, no tengo la menor idea. No sé qué estaba pasando en mi entorno, mi único foco era desde que salí caminando de la mitad del campo a la pelota era la pelota y era en dónde iba a patear el balón y era lo único que me pasaba por la cabeza. No pensé nada solamente iba viendo la pelota y pensando que iba a patear la pelota cruzada lo más fuerte posible” y así cambió la historia de Miguel, a pesar de un resbalón, la pelota besó las redes.
Y Layún con un penal los coronó
Del #TodoEsCulpaDeLayún, Miguel pasó a quedar en la historia de un canto de la afición azulcrema que en una parte reza “Aquivaldo lo empezó, el portero lo empató y Layún con un penal nos coronó…”. Miguel admite que escucharlo le estremece en lo más profundo.
“No puedo negar que es muy emotivo para mí, porque si le preguntas a cualquier niño que quiere ser futbolista y está persiguiendo un sueño, no habla de dinero, no habla de fama, habla de eso, de quedar en el corazón de la gente de alguna forma estar en ese cántico por supuesto que para mí representa eso entonces. Cuando lo escucho me voy adentro de mí y le digo a mi niño interior ‘eh cabrón lo logramos’; entonces claro que me llena de sentimientos y emociones y solo queda disfrutarlo. No hay dinero ni reconocimiento más grande que ese”.
EORM