Es innegable que en su momento el rejoneo no era muy bien aceptado por los amantes a la tauromaquia, pero con su talento, osadía y clase en el ruedo, Pablo Hermoso de Mendoza se ganó a pulso un lugar en la historia, convirtiéndose en una de las grandes figuras en la historia de los rejones. Sin embargo, después de casi 34 años de que tomó la alternativa, el de Navarra ha decidido decir adiós y despedirse de la afición mexicana con una gira que iniciará en octubre de este año.
-¿Por qué retirarse ahora? ¿Cómo llega ese momento de decir adiós?
Es una decisión que no es de un momento, viene madurándose desde hace unos años, desde que mi hijo comenzó a torear. He disfrutado mucho de compartir cartel con él estos años, de poder disfrutar actuaciones en La Plaza México, en Sevilla, pero indudablemente tengo que asumir que llega el relevo, hay que dejarle espacio. También siempre quise retirarme en un buen momento de mi carrera, cuando todavía estuviera pletórico y en plena facultad física, creo que es el momento.
-¿Cuál es el mejor recuerdo que te llevas de esta larga trayectoria?
La felicidad que me llevo de haber hecho lo que me apasiona en la vida y la felicidad de haberlo hecho con la sinceridad que me caracteriza. Nunca he sido un artista que se ha dejado llevar por corrientes o populismo o éxitos fáciles. Siempre he sido de mantener mis valores y mi sinceridad. Lo que he conseguido lo he conseguido a mi manera, con esa satisfacción que te da haberlo hecho con tu verdad.
-¿Qué sentiste cuando tu hijo Guillermo te dice que quiere seguir tus pasos?
Fue un impas duro en la familia, para mí de mucha felicidad, pero también fue otra vez mover la meta. En esos momentos duros de la profesión te pones una meta y ahí dices que ya vas a estar seguro y vivir tranquilo. Se lo dices a tu mamá, a tu pareja, a la gente que sufre contigo y de repente cuando tu hijo te dice que quiere torear, dices ‘esa meta ya se nos fue muy lejos, yo ya venía agotado y ahora ¿de dónde sacó fuerzas para llegar ahí?’. Pero al final muy feliz, muy satisfecho, ya que va a seguir con esa tradición familiar y con la crianza de los caballos y la preparación. Creo que voy a poder ser un viejito feliz.
-Cuentas con innumerables reconocimientos, ¿cuál es el que más orgullo te da presumir?
Todos te hacen muy feliz, exaltan tu carrera, pero el reconocimiento del público es el más grande. El sentirte querido dentro y fuera de la plaza, cuando te encuentras con la gente en un aeropuerto, en un restaurante y que te hablen de una actuación de hace cinco años o cualquier momento que recuerden contigo y se hayan emocionado, ese es el reconocimiento más bonito.
-¿Qué recuerdo te viene a la mente de esa primera visita a nuestro país en el 2000?
Para mí fue increíble porque llegué a México como de paracaidista, solo había estado de viaje de novios en Cancún y no conocía más. Llegué una semana antes de presentarme en La México. Cuando salí del aeropuerto estaba lleno de miedo, se me esperaba con una expectación tremenda y eso me empezó a sacar de lugar, ¿cómo salió esa popularidad que ni en España tenía? Me dijeron que el boletaje se había acabado. Cuando iba en el pasillo de esa plaza no lo voy a poder olvidar nunca. ¡Plaza repleta, de pie, los olés al torear, salir a hombros fue una maravilla! Me quedé perdido entre la multitud, no pude llegar a mi carro. Me recogió un señor que pasaba con su camioneta y me dijo que era ganadero. Me llevó a mi hotel, el Sevilla Palace, que yo estaba vestido de torero perdido por México ¡Imagínate! ¡Inolvidable! A partir de ahí viajaba por México conociendo y en todos los sitios me recibían con cariño; viví una pasión de la fiesta que en ninguna otra parte del mundo he vivido.
¿Qué opinas de que las corridas ya fueron prohibidas en la Ciudad de México?
Me da mucha pena, sobre todo cuando es un tema político, cuando es un tema de sensibilidades lo respeto mucho, porque cada persona tenemos sensibilidad distinta y hay unas más delicadas, más urbanas, que les puede ofender y a esa gente la respeto y me pongo en su papel. Lo que me duele igual en México que en España es que tenemos que estar pendientes de un cambio político, depende de los candidatos por ganar votos. Creo que un tema cultura como es la fiesta que ha vivido desde hace cientos de años y ahora tener que estar pendientes de eso, es muy triste, debería ser un consenso social y ese yo lo respetaría.
¿No crees que es una práctica que será obsoleta en un par de décadas?
No me gusta hablar del futuro, pero desde luego no pinta bien, soy realista, no me gusta hacerme quimeras, pero también pienso a todo lo que ha sobrevivido la fiesta: guerras, a vetos de reyes, a burlas papales… y ahí seguimos, con mucho vigor porque es auténtica. De que va a desaparecer en un futuro, van a desaparecer muchas cosas, la carne, todo, nos vamos a comer una pastillita y vamos a hacer el amor virtualmente, pero mientras podamos vamos a disfrutarla plenamente.
Sus números
Corridas toreadas: 825
Toros lidiados: mil 641
Orejas: mil 731
Rabos: 265
Indultos: 7
Puertas grandes: 626
MGC