El peleador estadunidense Frankie Randall logró una de las sorpresas más grandes de la historia cuando en 1994 paró con la racha ganadora de Julio César Chávez e impidió que el mexicano alcanzara la marca de 90-0. Sin embargo, en la entrevista posterior apenas y logró articular una oración, estaba al igual que todos los fanáticos, en shock.
El Cirujano nació en Alabama en el 61, pero su familia emigró para Tennessee donde conoció el boxeo. Una victoria sobre Edwin Rosario en 1993 anunció que venía fuerte, pero propios y extraños jamás imaginaron que podría lograr una hazaña así de grande. Después de todo esa noche del 29 de enero en Las Vegas, en la inauguración del Hotel y Casino MGM, todo estaba organizado para que el astro sinaloense se luciera.
Cuatro meses después, Chávez ganó la revancha, pero el daño ya estaba hecho. Randall volvió a conquistar un campeonato mundial (superligero WBA) que perdió y reconquistó de manera consecutiva en varias ocasiones. Pero los altibajos en su carrera comenzaron y el castigo se fue acumulando.
Siguió peleando por necesidad y muchos creen que manchó su reputación con derrotas innecesarias que lo llevó a mucho más castigo.
Para el 2005, luego de 22 años de carrera, Randall decidió terminar con su paso por el terreno profesional y dejó una marca 58-18-1 con 42 nocauts. Pero su destino estaba trazado y empezó a padecer Parkinson y encefalopatía traumática crónica o como se conoce comúnmente como demencia pugilística, producto de conmociones cerebrales.
Su situación lo llevó eventualmente a necesitar de cuidados mucho más específicos por lo que vivió los últimos años de su vida en un asilo e incluso a pesar de que fue exaltado al salón de la fama en el 2019, no pudo acudir a la ceremonia por su condición.
Randall falleció en diciembre del 2020 a los 59 años de edad.
FCM