Desde muy temprana edad el ser humano descubre la capacidad de poder crear en la mente la imagen de un futuro perfecto, feliz. Todos, pero muy en especial los niños, tenemos el poder de soñar, con ojos abiertos o cerrados creernos merecedores de imaginar una situación favorable para nosotros mismo o los que nos rodean. Con el paso de los años también desarrollamos su contraparte, la capacidad de preocuparnos, esa que no lleva a un estado de alerta ya que plantea un futuro y consecuencias poco alentadoras y generalmente con sufrimiento. De estas dos, hoy me gustaría escribir de la primera.
Para los niños, debido a la pureza en sus sentimientos y que su mente no ha sido 'contaminada' (preservar la pureza y evitar la 'contaminación' considero en gran parte son producto del entorno de desarrollo) le es más sencillo soñar, pero en la medida que vamos creciendo, afortunadamente, nos damos cuenta que con soñar no basta. Imaginar, fantasear o idealizar son todas conductas indispensables para crear una vida y un mundo mejor, pero si no se llevan a la acción, al plano de la concretización, pierden al instante su poder. Para esto, para realmente vivir tus sueños, se necesitan dos cosas: valentía y trabajo.
Soñar, crear la imagen mental de ese lugar al que se pretende llegar, a esto agregarle la valentía para realmente convencerte de que mereces estar ahí, y por último llevarlo a la acción por medio de trabajo, derramando sudor en la medida que recorres el camino y vas superando obstáculos. Todo este proceso sería en el plano individual, para un proyecto en el que solamente se incluya un individuo. Para los líderes de grupos, me enfocaré en los entrenadores, todo este proceso se vuelve más complejo, ya que ni siquiera el propio sueño debería de brotar únicamente de una sola mente, éste (el sueño/meta) debería de ser producto, construido y consensuado, de la suma de inquietudes y deseos de cada uno de los integrantes.
Evidente resulta que el entrenador, por su historia de vida, tiene un deseo, algo por lo que para ÉL vale la pena luchar, pero me parece abusivo y poco eficiente poner a pelear a un grupo de futbolistas por tu propio sueño. Un buen líder debe de, sutil y sabiamente, antes de que sus seguidores gasten la más mínima porción de energía, prender la chispa, mostrar un esbozo de lo lindo que sería tal situación, con el propósito de que 'nazca del grupo' (entrecomillo porque sabemos que fue planeado) la intención de recorrer ese camino. El futbolista piensa: “por tu sueño yo aporto mi 60%, pero mi sueño aporto el 100%”. El sueño es el mismo, pero es la capacidad de involucrar y convencer al grupo lo que potencializa cualquier plan.
Todos los entrenadores tenemos nuestra famosa Idea de Juego, pero esta, personalmente, solamente sirve para platicar rodeado de más entrenadores en un café. Querer que tu propia Idea de Juego se la única base que sustente el proyecto deportivo es desaprovechar todo el potencial del grupo, es tirar a la basura el abanico de posibilidades y la riqueza que todos tus futbolistas han ido adquiriendo a lo largo de sus carreras. Es importante tener una idea, una intención previa, pero es inteligente sumar de todo y a todos a esta intención. Si quieres llegar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina acompañado.
Un de mis hipótesis (altísimamente probable que sea proyección) es que el soñador que decide caminar solo es por miedo, miedo no a la compañía, sino miedo a querer compartir su sueño. Para cualquier ser humano, en estos días, resulta un acto de valentía el compartir lo que soñamos, algunas veces por el temor a la crítica, pero en la mayoría de las ocasiones es por que ni siquiera el propio soñador está convencido, se siente merecedor o está dispuesto a comprometerse por dicho objetivo. Si no estás totalmente convencido de lo que quieres y no pretendes correr los riesgos de la aventura, lo más normal será que optes por no compartir esa idea con nadie. Caso contrario, cuando uno tiene claro lo que merece, una pista de la posible ruta y el valor para superar las inminentes adversidades, recursos le van a sobrar para incluir a gente en este plan.
“Es que yo (entrenador) tenía un sueño, pero nadie se quiso sumar”, mentira. Si no lograste sumar a nadie a ese sueño, es evidente que ni siquiera tú creías en él.