Javier ‘Chuletita’ Orozco no tienen muy claro de dónde viene el origen de su apodo, el cual heredó de su papá, don Luis Orozco, quien, pese a no llegar al profesionalismo, también alguna vez jugó futbol y siempre ha sido conocido como ‘Chuleta’, ‘Chuletas’, o hasta ‘Chuletón’.
El caso es que la generación de los Orozco ha tenido que cargar con este sobrenombre en Los Mochis, Sinaloa, donde residen y de algún modo lo disfrutan, pues no sólo es la prolongación del mote en la familia, sino que, además, don Luis inculcó a sus hijos Javier y Luis el amor por el deporte y en particular, por el futbol.
“Un tío le puso ‘Chuleta’ desde niño a mi papá. Si tú hablas con él, tampoco sabe por qué le dicen así… Un tío le puso así porque mi papá creo que quería comer siempre chuleta y le daban frijoles, pero hasta la fecha no sabe por qué le dicen así”, afirmó el máximo goleador en la historia de la Liga de Campeones de la Concacaf, con 25 anotaciones, Javier Orozco.
El ‘Chuletita’ Orozco debutó con los cementeros en el Apertura 2005, aunque también vistió las camisetas de Santos Laguna, Chiapas, Veracruz y Tampico, donde actualmente permanece.
“A mi hermano siempre le decían el ‘Chuletita’’; como todos saben, a mí me encanta el beisbol y siempre, el que resaltaba mucho en Los Mochis era mi hermano. Tenía demasiado talento y siempre fue un jugador de renombre allá, pues desde chico era campeón goleador en los nacionales, representando a Sinaloa. Mi papá jugó en Salamanca, en Tecomán; no llegó a Primera División, pero para Los Mochis fue de los primeros en ir a un club profesional. Por eso mi padre es reconocido y le dicen así, y ya después a mi hermano”.
El nacido en Irapuato, Guanajuato, recordó que él de niño sobresalía en el beisbol y hasta salía en los periódicos: “Me tocó jugar en la Liga Obrera, donde en aquel entonces no había ni para sentarse. Era una cancha de pura tierra, no había ni árboles y siempre había un sol impresionante… A mí me fue muy bien, siempre era campeón jonronero; era shortstop”.
“Cuando tendría unos 12 años empecé a incursionar más en futbol, aunque siempre los dividía… Me gustan muchos los Yankis y los Cañeros, y siempre que estoy en la Ciudad de México me voy a ver a los Diablos”.
“El futbol no me apasionaba tanto, aunque iba a los dos deportes, pero yo esperaba que fuera domingo para jugar béisbol”, afirmó. Sin embargo, cuando vio a su hermano debutar con Cruz Azul en la Primera División, le inyectó una gran motivación para tomar en serio la profesión de futbolista.
“Vi la alegría que nos causó que él debutara, que saliera en televisión; todos estábamos llorando, porque son sueños que se ven muy lejanos para nosotros, para uno que es de provincia y no había esa solvencia económica".
Tanto Javier como su hermano Luis, cada uno en su momento, partieron muy chicos de casa con rumbo a la ciudad de México, para buscar su destino.
“Mi hermano siempre fue muy trabajador, le sufrió para llegar, pero yo siento que en el camino se desvió un poquito. como que le ganaron otras cosas. Siempre fue sobresaliente en Sinaloa, uno de los mejores, y en Cruz Azul, si tú preguntas, de su generación los más sobresalientes fueron él y Rogelio Chávez”.
--Y en tu caso, ¿cómo te despegaste del seno fa miliar para perseguir tu sueño?
"Yo iba con la mentalidad de ser más trabajador, porque a lo mejor no tenía el talento suficiente, pero tenía ese profesionalismo, esas ganas de salir adelante, de apoyar a mi madre, de demostrarle a la gente que no creía en mí, que sí podía”.
“Recuerdo que salí de mi casa con mi maleta, yo recuerdo que empaco todas mis cosas cuando me iba a Cruz Azul. Me dijo mi madre: ‘Javier, pero te estás llevando todo’—‘No, es que yo ya no voy a regresar, yo voy a jugar en Primera División. Me fui a los 15 años y a los 17 estaba debutando…. Yo sabía que lo iba a lograr; tal vez no saqué el carácter de mi papá o mi mamá para ser determinante, pero sí creía en mí, y eso es lo que más vale”.
"Fui muy perseverante, fui muy trabajador. Yo no fui el más técnico, ni el más talentoso, pero sí fui el más perseverante y, pues, ahí están mis números. Tengo más de 100 goles en mi carrera, llegué a selección, hice goles en la Concacaf… A lo mejor si hubiera tenido ese talento con mis ganas y mi perseverancia, mi carrera hubiera sido más abundante”.
“Yo discrepo mucho con la gente que tiene talento y no trabaja, porque de verdad que, si tienes el talento y eres trabajador, puedes llegar a ser un Jugador Top y jugar en Europa... El talento, hay ocasiones que se va, y hay un límite de un directivo y de un entrenador, y luego el talento lo vas a tener que mostrar en el barrio”.
Arraigado en Tampico, Tamaulipas en la actualidad, ya que permanece enrolado en la Jaiba Brava, reconoció que tras comenzar a mostrarse como cementero, “vino un declive, no sé por qué. Yo trabajaba igual, pero a lo mejor fue la mente. El delantero así es, cuando la estás metiendo, la puede meter hasta con el rostro o con la cadera... A mí me tocó clavar 65 goles de 2008 a 2013; a veces entraba de cambio, algunos de titular”.
Su salida de la Máquina Celeste a los laguneros, tras el Clausura 2013, obedeció a que “quería más oportunidades, porque al final de cuentas ahí era que siempre te traían al delantero, traían a otro, traían a otro. Entonces, yo quería seguir en selección, porque si me quedaba, era jugar 10 o 15 minutos, uno que otro de titular, pero más de cambio”.
A la postre, obtuvo todo con el Santos Laguna y tras defender otras camisetas, vive un tiempo de madurez y de reflexión con el Tampico, donde podría, incluso, colgar los botines.
“Ya me acostumbré”, dice Luis Orozco
Luis Orozco, auxiliar de Pablo Guede en Monarcas Morelia, y establecido en la capital michoacana, es el más grande de los hermanos Orozco Peñuelas, donde también hay una mujer, Yadira.
"Cuando yo nací, los amigos de mi papá me empezaron a decir ‘el Chuletita’; conforme fui creciendo, me empezaron a decir ‘Chuleta, Chuleta’, y después ‘Chule’… A mi hermano no le decían así, pero cuando llegó a Cruz Azul le empezaron a decir ‘Chuletita”.
“Yo prácticamente ya no volteo cuando me llaman por mi nombre, y es raro que me llamen así. Ya me acostumbré (al apodo), y cuando me dicen Luis, volteo como a la tercera vez”.
Acerca del mote que caracteriza a los hombres de la familia, expresó Luis Orozco que él conoce un par de versiones acerca de cómo surgió.
“Lo que pasa es que mi papá fue huérfano desde los cinco años, una familia lo recogió; eran muy humildes y le daban de comer puros frijoles. Entonces él un día dijo: ‘Yo quiero unas pinches chuletas’, y a la señora le dio risa. Y un día, de la nada llegó y le dijo: ‘Ten, ahí están tus pinches chuletas”.
Sobre la segunda versión, narró: “Dicen que un día, de chico mi papá llegó vendiendo chuletas y se metió a una cantina; había muchos conocidos de él, y desde allí le empezaron a decir ‘Chuleta’, pero supuestamente la primera que te conté es la más acertada”.
Dijo que salvo su hermana, la mayoría de la familia es deportista, ya que su madre jugaba volibol y sigue practicando esta disciplina hasta la fecha.
--¿Por qué crees que tu hermano llegó a ser más famoso que tú?
“Porque logró hacer mejor las cosas que yo, es mejor jugador que yo. Muy feliz por eso, por las cosas que ha hecho él, y acompañarlo en su momento. es satisfactorio para todos nosotros".