El juvenil Sub-20 de Lobos BUAP, Jorjan Pérez Guerrero, quien al igual que sus compañeros de equipo, quedó a la deriva por la venta de los licántropos, abraza la ilusión de recibir el visto bueno en Cruz Azul para no quedar desempleado.
Hijo de inmigrantes en Estados Unidos, el jugador de 19 años, oriundo de Copala, Guerrero, se mantiene a prueba con la filial de los cementeros en el Seminario Menor de Acoxpa.
"El ‘Profe’ Israel (Hernández Pat) todavía no me ha dicho si me quedo, o no. Yo espero que sí, pues quiero seguir jugando", señaló.
Jorjan vivía con su familia en Salt Lake City, Utah, donde su padre es arquitecto y está encargado de dirigir y supervisar a un grupo de trabajadores de la construcción, cuando recibió una invitación de visores mexicanos en aquel país para enrolarse en Reales de Puebla de la Tercera División.
Esto fue hace alrededor de dos años y decidió lanzarse a la aventura en México para cumplir su propósito de jugar profesionalmente.
“Sentía mucha alegría por la oportunidad, pues yo, desde chico, pensaba en ser jugador profesional; es lo que siempre he querido. Tengo el sueño de jugar en Primera División”, apuntó.
Sin embargo, su estadía en la Angelópolis no fue fácil desde el inicio, ya que no sólo tuvo que pagar su registro para poder quedarse, sino que a la postre no tuvo mucha actividad.
Así se le abriría la puerta de los licántropos, donde lo vio Gustavo Torres Vera y lo llevó a la filial Sub-20. Ahí, confesó, tenía albergue en la casa club, recibía alimentación y percibía un salario mensual de 5,500 pesos.
Cuestionado acerca de cómo se enteró el plantel que la franquicia de Lobos BUAP había sido vendida, expresó que no fue la directiva, sino su técnico, Gustavo González, quien les informó de la situación.
“Nos dijo que esperáramos, que según iban a formar una Segunda División y que ahí podríamos jugar, pero pues, dijimos: ‘¿Cómo vamos a esperar?, se va a pasar el tiempo y pues, cada quien se puso a buscar otro club”, expresó.
Aunque el novel futbolista dice irle al América, prefirió ir a probarse a la institución celeste, ya que expresó que con los de Coapa “juegan puros recomendados", según compañeros suyos.
Por otro lado, señaló que ante la ausencia de un salario, sus padres le envían dinero de Estados Unidos y con ello puede pagar el departamento que renta junto con algunos de sus nuevos compañeros en las cercanías del Seminario Menor.
Además del anterior, otro juvenil proveniente de los licántropos llegó pidiendo una oportunidad en las fuerzas inferiores de Cruz Azul. Se trata de Edwin Huerta, quien integraba la filial Sub-17 de Lobos BUAP y también está a la espera de que le den un 'sí' en la institución celeste.