GUADALAJARA -- Carlos Adrián Morales puso punto final a su trayectoria de 20 años como futbolista profesional se retira de las canchas. “No le debo nada al futbol, tampoco me debe nada, estoy muy orgulloso por lo que hice”, consideró al dar el último paso dentro de su trayectoria.
El michoacano qué pasó por cuadros como La Piedad, Monarcas, Toluca, Santos, Tigres, Pachuca, Tecos y Lobos BUAP finalizó su trayectoria ofreciendo una rueda de prensa, acompañado de su familia y su hermano Ramón, con quien ya está en pláticas para arrancar un nuevo proyecto dentro del futbol.
Pese a que solo radicó en Guadalajara para jugar con Tecos, un club de poca convocatoria, eligió la Perla Tapatía para despedirse puesto que ahora radicará en la capital jalisciense. Admitió que le hubiera gustado volver al cuadro michoacano, pero las circunstancias lo impidieron.
“Mi último partido fue el 28 de abril en la cancha, me hubiese gustado regresar a Morelia, seis meses o un año, pero por circunstancias ajenas no se dio, no se pudo. Estoy tranquilo por la forma en que me retiro”, dijo de manera ecuánime pues nunca se quebró por las emociones, pese a dar un paso importante en su carrera.
Agradeció a cada uno de los clubes y sus dirigentes, pero especialmente a Álvaro Dávila en Monarcas, quien le dio una gran oportunidad de extender su carrera por varios años más.
Reconoció también que concluye su paso como futbolista profesional con una espina clavada, tras el último descenso vivido con Lobos BUAP, y el penal que falló en la final del torneo Bicentenario 2010 y que pudo coronar a Santos Laguna. Este último, su trago más amargo en su trayectoria.
“Me quedo con esa espinita, fue un momento doloroso como lo fue fallar el penalti en 2010, entré en depresión, me fui del país un rato, cuando regresé el recibimiento no fue el mejor. Hablo de ese momento por toda la gente, pero por Rubén (Omar Romano, entonces DT de Santos) porque es un entrenador que quiero bastante, que le estaba fallando a una persona que me tenía confianza, y que no le pude dar un título que había deseado, me sentía muy mal con la institución, pero no le pude responder a una persona que confío en mí, sí fue una gran depresión”, concluyó.