En los últimos tres encuentros de Liga, Pumas ha padecido en una zona que hasta hace unas semanas era la más fuerte: la ofensiva. En los recientes 270 minutos del Torneo Clausura 2018, Universidad Nacional solo ha marcado tres goles, situación atípica para un escuadrón que llegó a la sexta jornada con once anotaciones en el bolsillo... Matías Alustiza y Mauro Formica han alternado por el puesto de enlace, como media punta, para asumir responsabilidades de creación, pero la realidad es que ninguno se ha acoplado al cien por ciento. El ataque felino ha padecido una baja de nivel y en el aire ronda una pregunta: ¿Quién es el mejor socio para Nicolás Castillo?
Queda claro que el ariete chileno es la válvula de producción en el frente auriazul, pero requiere de un socio, no solo por las bandas, donde están Pablo Barrera y Jesús Gallardo, también necesita a un jugador detrás, una especie de guardaespaldas, que vea por los intereses colectivos, pero que le haga llegar el balón, como lo estaba haciendo Alustiza al comienzo del torneo, aunque muy pronto, Matías se encontró con un bache, desde la escasa participación en labores defensivas, como el reciente y nulo entendimiento con el mismo Castillo, con el que se le ha notado desubicado. Ante la disyuntiva, David Patiño ha empleado a Formica, pero sin la profundidad deseada.
Mauro se readaptó a una posición que no es la de origen. En sus inicios, el argentino jugaba más como un extremo que como un media punta. De hecho, en su paso por Cruz Azul, hace algunos años, ya era empleado detrás del nueve; sin embargo, en su actual estancia en el Pedregal no ha encontrado las sensaciones necesarias para rendir como se esperaba. En este torneo, ha intervenido en seis encuentros, sumando un total de 357 minutos en Liga y más allá de ciertos esbozos de su técnica, Formica se ha quedado lejos del nivel que Universidad requiere. Constantemente, es el relevo del propio Alustiza.
En su segundo semestre en el Pedregal, Formica ha sido más constante en la Copa, donde su titularidad es innegociable e incluso, es un torneo en el que ya marcó gol, situación similar a la del semestre pasado, en el que dicho certamen sirvió para que comenzara a cobrar ritmo de juego. Con David Patiño, el torneo anterior alternó hasta como centro delantero ante la falta de Castillo por lesión; la llegada de Alustiza supuso su suplencia y así sucedió. A su favor existe una estadística, dejando de lado su acoplamiento: en las seis ocasiones que ha jugado, Pumas no ha perdido.
Por cuenta de Alustiza, el ex futbolista del Atlas comenzó a tambor batiente el inicio de su etapa en Pumas. Matías llegó con contrato de un año, a préstamo y con una opción de compra, con un historial de larga estancia dentro del balompié nacional. Las sensaciones previas a su debut eran inmejorables y rindió tal cual lo esperado. La única disyuntiva se dio en la curva de su rendimiento. Hasta la sexta jornada del Clausura 2018, el atacante acumulaba tres anotaciones, mientras que en los últimos tres encuentros, registra 194 minutos de los 270 disponibles. Su actividad ha venido a la baja y existen razones de equilibrio de por medio.
Contra Veracruz, Tijuana y Chivas, Matías exhibió carencias defensivas al perder balones que terminaron convirtiéndose en goles de los rivales. Alustiza perdió el esférico en el primer gol de los escualos (1-2) en Ciudad Universitaria, que derivó en el tanto de Diego Chávez; frente a Xolos, un equivocado taconazo antes de la media cancha, habilitó al rival y Mateus Goncalves definió la pincelada en gol (4-1); finalmente, contra el Rebaño perdió, de nuevo, la pelota en zonas que podrían haber representado cierto peligro y aunque no hubo consecuencias que lamentar, fue sustituido por Formica al comienzo del segundo tiempo. Esta es la gran encrucijada de Patiño y Pumas para el cierre del torneo: ¿Cuál de ambos es el idóneo?
UNA ALTERNATIVA
Con su sistema de juego (4-2-3-1), David Patiño prioriza tener a un futbolista que pueda acarrear el esférico detrás de Nicolás Castillo y que de igual forma pueda servirle la pelota al chileno; sin embargo, otra de las soluciones, quizás la menos cercana, sería que el timonel cambiara, como lo ha hecho en la temporada, por un
4-4-2, en el que Érick Cubo Torres tendría cabida, aunque Pumas jugaría sin un enlace definitivo entre la media y el ataque, exigiéndole a los escudos de contención, asumir un rol más ofensivo. Este sistema ya lo utilizaron frente a Tijuana.