Era una fría madrugada en la Ciudad de México; agosto contaba sus últimos días y un vuelo de Ámsterdam traía al último refuerzo de Pumas para el Apertura 2016. Se trataba de Santiago Palacios, un chico que se había formado en Universidad, pero que ante la falta de oportunidad para conseguir una progresión en su juego, se marchó a Europa, a Holanda, donde encontró su sitio en diferentes divisiones de este futbol lejano.
Después de más de cinco años de exilio y algunas distinciones individuales, para reforzar el naciente proyecto de Rodrigo Ares de Parga y Francisco Palencia, la directiva, con el aval del cuerpo técnico, apostaron por repatriar a este atacante, con la promesa, ahora sí, de una consolidación cercana. Así volvió a México, con la intención de triunfar y recuperar el tiempo perdido en su club formativo: "Vengo porque Pumas es mi casa y por el respaldo y confianza que me han brindado", comentó a su llegada.
Las cosas serían muy distintas sobre el terreno de juego. En su primer semestre, terminaría con la cantidad de cuatro compromisos disputados, 77 minutos entre todos ellos y un gol. Parecía que algo no había marchado del todo bien, pero la aclimatación y la tardía llegada, dejaban abierta la posibilidad de que en un segundo semestre, los inconvenientes podría desaparecer y ahora sí, ganarse un puesto como inamovible en la oncena del Pedregal.
En el Clausura 2017 los números de Santiago fueron incluso más bajos: apareció en cinco ocasiones y sumó 27 minutos entre todos los duelos. Era el anuncio de lo anticipado, el fin de un ciclo, que al parecer, le dejó más sin sabores que satisfacciones: "Me avisaron que no entro en planes para el primer equipo y hasta cierto punto lo veo normal; no tuve la continuidad que yo pensaba y creo que lo mejor para el club y para mí, es que me marche a buscar otro equipo", dijo hace unos días, en entrevista para La Afición.
Al término del torneo anterior, lo que parecía una sospecha se convirtió en realidad: Pumas lo colocó transferible y con ello, llegó una especie de liberación para el propio Santiago Palacios, que frustrado de no poder mostrarse con el club de sus amores, lo que ahora desea es jugar: "No tengo muy claro qué va a suceder con mi carrera, la realidad es que requiero de tener minutos, que me den la oportunidad; no sé si seguiré aquí, si volveré a Europa o si simplemente esperaré por otras ofertas de México, pero no puedo seguir más en la banca".