Jordan Silva jugó muy poco en el último año, es más, casi nada. El zaguero apenas acumuló 259 minutos durante el Apertura 2016 y Clausura 2017, estuvo en cinco juegos, pero solo completó dos. De ser una de las promesas más importantes del Toluca, pasó a ver los juegos en la tribuna al no ser del gusto de Hernán Cristante.
Pese a ello, Cruz Azul decidió apostar por el defensor de 22 años. Y es que de entrada, Jordan no va en un plan protagónico, pues con Julio César Domínguez, Julián Velázquez y Enzo Roco, todo indica que deberá pelear por un lugar. Él lo sabe bien y asevera que es lo que más desea.
“Es justo lo que estoy buscando, el competir, pelear, cosa que en Toluca ya era un poco difícil pues al final ni a la banca salía, y eso es lo que buscó, el pelear y ganarme un puesto, seguro será una competencia muy sana donde debo mostrar mi capacidad; aquí hay que hablar del beneficio del equipo, y daremos lo mejor”, señala en entrevista con La Afición.
En sus primeras palabras como jugador celeste, Jordan reconoce que se siente afortunado y enfatiza que sabe muy bien de la presión que hay en Cruz Azul y que esta nueva oportunidad no la puede dejar ir.
“Lo he tomado con mucha tranquilidad, es parte del futbol, lo asimilé de la mejor manera, es recuperar terreno y que mejor que en un equipo que me va a exigir, donde los resultados siempre son apuntar hacia arriba; entonces mi compromiso y mi humildad hacia el trabajo se debe de reflejar en la cancha”.
Tampoco esconde su alegría: “Ir de un equipo grande a otro es cumplir un sueño que la verdad me hace sentir afortunado y dichoso, como siempre pienso en dar lo máximo al equipo que voy, mi mayor compromiso, voy con toda la ilusión. Me siento comprometido con el equipo, vengo a aportar lo mayor que pueda, dar lo mejor de mí, sudar la camiseta que es lo que la gente quiere; es una gran institución que exige y el jugador debe de entender eso”.
Pero qué le pasó a Jordan, que de aquel elemento que venía de ser una grata revelación, pasó a batallar por tener minutos de juego en Toluca. Él lo explica así: “Desde un principio lo comenté, antes de ir a los Olímpicos (2016), el no estar al principio con un cambio de técnico, quieras o no me iba a perjudicar un poco; regresé ya con una base en el equipo, con cuadro completo y me fue difícil después hablar con el técnico y sentir que la oportunidad estaba ahí. Bueno, es futbol, y lo mejor es asimilarlo y trabajar”.