La limpieza es uno de los hábitos más importantes que debemos tener presente. No solo por nuestro aspecto, sino también en el lugar donde vivimos, es decir, nuestro hogar. Si bien algunas áreas no requieren un extenso y constante cuidado, hay otra que sí, como la cocina y el baño.
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Esta última área está destinada para nuestra higiene y es donde realizamos nuestras necesidades fisiológicas, lo que ocasiona una alta contaminación. Por ello, la limpieza debe ser hecha con regularidad, es decir diariamente.
Lamentablemente, el baño es una de las zonas que más cuesta mantener limpia a causa de la permanente presencia del sarro que se genera por la acumulación de calcio y otros minerales que se encuentran en el agua.
El constante flujo de agua en la ducha, el lavamanos y sobre todo, inodoro, hace que con el paso del tiempo la acumulación de sarro provoque manchas amarillentas, dando un aspecto desagradable de suciedad.
¿Por qué echar sal a tu inodoro?
Actualmente, existe una infinidad de productos de limpieza que nos ayudan a mantener las áreas de la casa totalmente limpias, sin embargo, al ser productos químicos estos pueden perjudicarnos, tanto a nosotros ocasionándonos algún tipo de alergia o siendo demasiado abrasivos para los materiales con los que están hechos, por ejemplo, los retretes.
Es por ello, que los productos caseros son ideales para mantener limpias estas importantes zonas. Uno de ellos es la sal, que es una excelente opción para eliminar hongos y bacterias y absorber malos olores que se generan en estos espacios.
Si queremos que este truco casero funcione con mayor precisión, debes combinar la sal, con bicarbonato y la esencia de algún aceite para que desprenda un agradable olor. Luego de que lo mezcles, debes depositar una cantidad generosa sobre el excusado para que actúe toda la noche.
Ya en la mañana, debes hervir 2 litros de agua y cuando esté en el punto más alto de temperatura, es decir, en la ebullición, echarla sobre la taza del inodoro para dejarlo por 5 minutos. Para acabar, solo debes jalar la palanca para que el agua se lleve los restos de suciedad.
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