La carrera de Jaime García da pasos de gigante. El Búfalo tuvo un extraordinario estreno en Primera División con Ñublense y hoy va por objetivos mayores: nada menos que la oportunidad de dirigir a un representante chileno en la próxima Copa Libertadores.
El oriundo de Cartagena llegó a los Diablos Rojos en 2019 y armó un plantel que le dio el ascenso a la serie de honor en enero pasado. Se quedó en Chillán y fue revelación del último Campeonato Nacional, con el séptimo lugar y el boleto a Copa Sudamericana.
Pero la carrera de García no se queda ahí. De hecho, de momento no ha renovado su vínculo con Ñublense y además reconoce algún tipo de roce con la dirigencia longanicera, en particular con el controvertido Patrick Kiblisky.
"La relación que tengo con Patrick es como tiene que ser. Él se acostumbró a mi genio y yo me acostumbré a su genio. Yo no me quedo callado en las cosas que tengo que decirle y él tampoco. Las verdades por delante", explicó el DT a La Voz del Ñuble.
El tema es que en Audax Italiano están con las antenas paradas, ya que García se puede acomodar perfectamente al perfil de un entrenador que debe sacarle provecho a la estrechez de recursos, y no comprometer el futuro económico del club.
Precisamente esta diferencia de proyectos fue la que produjo la salida de Pablo Vitamina Sánchez del equipo de colonia, pero García puede hacerse del lugar y conseguir un registro no menor: saltar de Primera B a la Copa Libertadores en menos de un año.
Recordemos que Audax Italiano terminó tercero en la tabla de posiciones y accedió al Chile 3 del torneo continental, lo que lo llevará a ingresar al cuadro en la segunda fase preliminar, buscando el objetivo siempre esquivo de clasificar a la etapa de grupos.
De todas manera, García sólo sería la primera piedra del proyecto audino, que está en búsqueda de refuerzos e incluso podría ser el escenario para que el eterno Esteban Paredes vuelva a Primera División y por añadidura, a los torneos internacionales.