Nací en Maracay, en el estado de Aragua, Venezuela, hace 17 años. Entré al fútbol siguiendo los pasos de mi hermano Álvaro. Me define estar siempre sonriendo y ser versátil en muchas áreas. ¿Mi defecto? Mmm, a lo mejor que me amargo con facilidad.
Por: Mirelis Morales Tovar (@mi_mo_to)
La llaman la reina del fútbol a pesar de que nació en la tierra del béisbol. En realidad, estaba predestinada a ser un fenómeno. Cuando apenas tenía 5 años, un entrenador descubrió su potencial. Entonces, era la única niña. Doce años después, Deyna Castellanos no solo se ha convertido en la estrella de la selección venezolana Sub 17 de fútbol femenino, sino que ha sido designada por la FIFA como la mejor jugadora juvenil del mundo.
—Los medios deportivos afirman que hay un antes y después del fútbol femenino gracias a usted...
Es interesante y me halaga que los medios digan eso. Pero creo que somos una generación entera. Hemos tenido la fortuna de contar con buenos entrenadores y mucho talento para todo lo que hemos hecho. No es un antes y después de Deyna, sino un antes y un después de una selección femenina Sub 17.
—¿Le pesa que ya la quieran considerar una leyenda del fútbol femenino de Venezuela a su corta edad?
No me pesa. Es un honor y me da orgullo que la gente lo vea así. Me anima a seguir trabajando y a mejorar para que esa idea persista.
—¿Qué dice de que la consideren la Messi venezolana?
Bueno… ser comparada con Messi es algo único. Me pone muy contenta porque estamos hablando del mejor jugador del mundo.
—¿No la asusta lo vertiginoso que ha sido el ascenso de su carrera?
Ya son 12 años que llevo jugando fútbol. Doce años en los que no he parado y creo que eso es un mérito. Para mí es un honor que, por ejemplo, la FIFA me considere la mejor jugadora juvenil. Es muy importante y me impulsa a seguir trabajando.
—Su entrenador Mark Krikorian, del equipo Florida State Seminoles, la califica como una creadora de peligro. ¿Cómo definiría su estilo de juego?
En mi equipo en EE.UU. juego más de mediocampista. Me considero el cerebro del equipo. Como mi entrenador y mis compañeras me dicen, soy la que lleva el tiempo del partido, la que le da velocidad. Eso es lo bonito de jugar allí, que puedo manejar el juego a mi manera.
—¿Le generó algún problema que en la cancha la trataran como a un niño cuando empezó a jugar?
De pequeña escuchaba: “Jueguen duro, porque es un niño más”. Pero fuera de la cancha la gente se da cuenta de que soy tan femenina como cualquier mujer. Dentro de ella no me importa lo que digan. Al final, uno tiene dos personalidades: dentro y fuera de la cancha.
—Serena Williams escribió una carta en la que asegura que las mujeres en el deporte deben ser juzgadas por sus logros y no por su género. ¿Qué opina?
Es cierto, porque así como los hombres trabajan, las mujeres también. Así como ellos dan 20 vueltas a la cancha, nosotras también. Ser mujer es más complicado y, por eso, trabajamos más fuerte que los hombres. Eso es de admirar y no generalizar.
—¿Qué la hace ser una chica superpoderosa, como llaman en Venezuela a la selección?
Tal vez el trabajo, la disciplina, el amor, el sacrificio y el esfuerzo que pongo en cada entrenamiento, en cómo manejo mi salud, mi alimentación, mi ejercicio, mis días de descanso. Todo eso ha hecho que sea una chica superpoderosa, como nos dicen.
—¿Qué influencia tuvo en usted el jugador Juan Arango, a quien ha llamado su padrino futbolístico?
Aparte de ser el mejor jugador de la historia de Venezuela, Juan Arango es la persona más humilde que he conocido, aun cuando ha jugado en clubes muy grandes. Como persona, él ha influenciado mucho en mí y me ha ayudado a ser lo que soy.
—¿Cómo mejorar el fútbol femenino en Venezuela, donde la federación está en una gran crisis?
Lo principal es profesionalizar la liga, que no sean tantos equipos. Que traten a sus jugadoras como profesionales y que, poco a poco, se vayan organizando más y haciendo cosas que mejoren el fútbol femenino. Es lo que se necesita en Venezuela para sacar otras mil jugadoras buenas.
—¿Cómo describe el gol de mitad de cancha que le hizo a Camerún en los descuentos en el último Mundial?
Fue un gol mágico. Teníamos que pasar a la siguiente ronda, si perdíamos ese partido quedábamos fuera del Mundial. Estábamos entre la espada y la pared. Siempre he practicado esa jugada en los entrenamientos. Y esa vez salió en el partido. La arquera de ellos estaba unos tres o cuatro metros adelantada, todavía con la euforia de que nos habían empatado. Al ver esa situación, decidí hacerlo.
—¿Tiene algún ritual al momento de jugar?
Si comienzo un torneo marcando goles, uso esos ‘tacos’ el resto del torneo. Y al comenzar otro torneo, esos mismos ‘tacos’ me acompañan [risas].