La venta del chileno a Manchester City tiene más sentido que nunca.
En algún momento tenía que pasar. Cuando Barcelona contrató a Claudio Bravo y Marc Andre Ter Stegen en reemplazo de Víctor Valdés, en junio de 2014, el chileno era el hombre para estar en La Liga y el alemán la apuesta a futuro. Por eso, dejar ir al 1 de La Roja no fue más que continuar con el plan.
Bravo fue todo lo que Barcelona pretendió de él. Experiencia, solidez y madurez. En ese tiempo, el equipo catalán ganó todo. En su segunda temporada en Camp Nou, el chileno sacó pecho en momentos complicados de Ter Stegen.
Los dos querían más. Ningún arquero de elite se contenta con jugar sólo un torneo, por más de que formen parte de Barcelona. Bravo no dejó dudas: quería ser el titular indiscutible. Ter Stegen tenía una necesidad similar. Alguien tenía que ceder.
El tiempo para vender a Bravo a Manchester City fue perfecto para Barcelona. El pase, a unos 18 millones de euros, representa el gran negocio que hizo el equipo catalán, que lo había comprado por 12.
Mientras tanto, Ter Stegen se afianzará como uno de los mejores arqueros del mundo, incluso quizás el que esté arriba de todo. A lso 24 años, representa al futuro, mientras que Bravo ya es parte del pasado.
Aunque para Luis Enrique era perfecto tener a dos clase A en el arco, este momento formaba parte del plan desde un principio. Ahora, el traspaso del arco de Barcelona desde la época de Valdés está completado.