Se extinguía un encuentro en el estadio Jalisco. Se trataba del duelo entre Chivas y Necaxa. Corría el minuto 89 cuando José Manuel de la Torre le daba instrucciones a un joven que sustituiría instantes más tarde a Omar Bravo. En ese momento, pocos le ubicaban, pero se trataba de un heredero de antiguas glorias rojiblancas. A escasos instantes de ingresar a la cancha, Javier Hernández recibió una pelota con cierta ventaja en el área enemiga, se quitó a su marcador cercano con un amague y perforó el arco de Iván Vázquez para gritar el 4-0 a favor de los suyos.
Aquel día marcó el comienzo de su trayectoria profesional. Hernández Balcázar, nieto e hijo de futbolistas, lloró en el córner su primer tanto en el máximo circuito. La jugada se encuentra en YouTube y exhibe la emotividad del momento. Sin excepción, todos los integrantes del Rebaño corrieron a abrazarle. Después, tendrían que pasar casi tres años para que su talento recibiera la oportunidad que necesitaba.
Entre el Clausura 2009 y el Bicentenario 2010, Javier recibió la confianza de distintos técnicos, como José Luis Real y Omar Arellano, pese a ciertas crisis deportivas del club, para totalizar 25 anotaciones en 43 encuentros. En el argot nacional, no era de extrañarse su capacidad anotadora y poco a poco tomaba relevancia en cuanto a la selección mexicana. Lo que nadie se esperaba era que en un día cualquiera de abril, faltando algunos meses para el inicio de la Copa Mundial de Sudáfrica, el Manchester United apareciera en el horizonte.
"Solo lo sabíamos él y yo; era complicado mantener en secreto una noticia de tal importancia, pero fue algo que acordamos. Siempre hablábamos de futbol, de cómo le iba y cuando me lo dijo, un par de semanas antes, no podía creerlo", señaló Tomás Balcázar para ESPN, en una serie de programas especiales que le hicieron previo al Mundial de Brasil 2014. El abuelo y Javier eran conscientes de que cambiaría el rumbo de sus sueños y aumentaban sus responsabilidades.
Así de rápido como se dio su despunte, también sucedió su exportación. Arribó a un conjunto en el que fue protegido por las grandes figuras como Paul Scholes y Ryan Giggs, pero donde también, Sir Alex Ferguson le brindó la titularidad. Goles portadas y festejos fueron la tónica, sobre todo, de su primera campaña. En Manchester pasó cuatro temporadas hasta que se dio su salida, a préstamo, al Real Madrid a mediados del 2014. Recalar en España no estaba contemplado pero terminó por ser positivo en su trayectoria.
Vestido de blanco pasó más tiempo en el banquillo, a la sombra de Cristiano Ronaldo y Karim Benzema, que sobre el terreno de juego, pero cuando y como pudo, se hizo presente en el marcador. En Chamartín se le recuerda por su carisma, por su romance con la periodista Lucía Villalón y por el gol que le dio el pase al Real Madrid, ante el Atlético, a las semifinales de la Champions League 2014-15. Su aporte no fue suficiente para que se hiciera válida la opción de compra.
"En todos los lugares que he estado, he sido feliz, relativamente. Me han tratado muy bien y ahora estoy encantado con Alemania y con Colonia, que es donde vivo. Leverkusen es una ciudad muy buena y el clima es mejor de lo que muchos me dijeron. Mientras salgan bien las cosas en la cancha, todo lo de alrededor se te facilita más. En España hice y di todo lo que pude dar", comentó Hernández en entrevista con El País.
Después de su efímero paso por el Madrid, llegó, en venta definitiva, a las filas del Bayer Leverkusen. En Alemania le brindaron cariño y minutos, confianza plena, lo que no tuvo en España. Y por supuesto, como en Guadalajara y Manchester, los goles llegaron. Se ha ganado el respeto de su afición y el de los rivales que ven en él a un artillero diferente, que si bien no es tan técnico, luchará por todos los balones posibles, anotará, quizás de manera poco ortodoxa, pero estará ahí.
A inicios de este mes cumplió 10 años desde su debut, y hoy, se encuentra a un tanto más de llegar a 100 anotaciones en Europa. Este martes tendrá como prueba al Mónaco, en Francia, para seguir marcando el futbol al ritmo de sus festejos. Han pasado los años, pero Javier conserva la sonrisa y el profesionalismo, pese a las críticas, que lo llevaron a darle forma al inicio de su historia.
"He jugado en México, en Inglaterra, en España y ahora en Alemania. Estoy feliz y vivo en el presente para disfrutarlo, para seguir mejorando, para aprender y para lograr un mejor futuro", acertó a decir.