La selección de Países Bajos formó un equipo de ensueño en la Eurocopa 1988 con Marco van Basten y Ruud Gullit como atacantes y Frank Rijkaard en el mediocampo. Tras un pequeño traspié en su duelo inaugural, superó a todos sus rivales y sentenció de manera categórica a la URSS en la final con un golazo de volea del ‘9′ de 23 años que quedó para la historia.
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Pese a que comenzó la Eurocopa de suplente por una fuerte lesión en el tobillo, Van Basten anotó un triplete ante Inglaterra, provocó el penal del empate ante Alemania en las semifinales y anotó el gol de la victoria de este duelo en los minutos culminantes.
El histórico líbero alemán Lothar Matthäus había adelantado a los alemanes. Faltando 10 minutos, el estilo movedizo en el área de ‘San Marco’ hizo que le cometieran falta. Su compatriota Ronald Koeman, quien hoy es entrenador de Países Bajos en la Eurocopa 2024, se encargó de cobrar la pena máxima y tensionar más la contienda, una revancha de la final del Mundial 1974.
Haciendo gala de su intelecto ofensivo, el ‘Cisne de Utrecht’ complicó a la defensa teutona con casi la misma jugada. Pero, antes de que le puedan quitar el esférico o recibir una infracción, el delantero del AC Milan definió rápidamente, y estirándose al máximo, a un costado del portero Eike Immel.
Sin duda, Van Basten ya era la figura del equipo, su talento lo llevó a convertir en el principal tema de la prensa deportiva, ya que también era uno de los rivales de Diego Maradona en el fútbol italiano. El periodista especializado en fútbol internacional Guillermo Oshiro lo define como “un jugador elegante e inteligente, una mezcla de Dennis Bergkamp y Zlatan Ibrahimović”. “No era tan rápido, pero tenía trancos largos”, explica.
El día de la final de Múnich llegó y la Naranja Mecánica de Rinus Michels se toparía con quien cayó en el primer partido, la Unión Soviética, la única selección que vio a Van Basten entrar desde el banco de suplentes. Había derrotado nada menos que el combinado italiano de Paolo Maldini, Carlo Ancelotti y Franco Baresi para llegar a las instancias finales.
Esta vez, el partido fue tranquilo para los anaranjados. Gullit abrió el marcador con un fuerte golpe de cabeza y los holandeses dominaron el encuentro con su clásico fútbol total, en el que los jugadores realizan varias funciones dentro de un mismo esquema. Fue en ese contexto que ocurrió el milagro:
“Fue en la final de la Euro 88 entre holandeses y soviéticos (no era la Rusia de hoy de Putin) cuando Van Basten anotó un impresionante gol de volea con que selló el triunfo (2-0) y el título. Vio correr a Arnold Muhren por la izquierda y se proyectó por la derecha y, viendo venir la pelota por lo alto, remató de derecha para que el meta Dasayev solo la viera pasar ¡golazo! Los brazos en alto hacia el cielo de su entrenador Michels fueron marco final de la soberbia anotación del ‘9′ llamado, por coincidencia, Marco”, así nos cuenta cómo fue esta histórica conquista Mario Fernández, periodista deportivo de amplia trayectoria.
Para analizar la importancia del gol cabe resaltar tres aspectos: la dificultad de la ejecución, que era una final y que del éxito del disparo dependía, prácticamente, el primer y único título de la selección de Países Bajos. Además, el balón cayó en el ángulo y fue golpeado desde un lugar muy cerca a la línea del córner.
“Fue en la segunda mitad, y ya estaba un poco cansado. El balón me llegó de Muhren, y pensé: ‘bien, puedo pararlo y tratar de hacer algo entre todos esos defensores, o podría hacerlo de un modo más fácil, arriesgarme y disparar’. Se necesita mucha suerte con un disparo como ese. Todo fue bien. Es una de esas cosas que a veces simplemente ocurren. Intentas hacerlo, pero necesitas mucha suerte, y en ese momento, a mí se me dio esa suerte, para hacerlo en el momento adecuado”, contó Marco a la UEFA unos años después.
“Puedo contar muchas historias, pero simplemente fue una sensación fantástica. Tengo que estar feliz y agradecido de haber podido vivir un momento así tan importante para mí y para Holanda. Fue un momento en el que pudimos decir: ‘Vamos 2-0, podemos ganar este partido’. Pero el entusiasmo por el gol realmente no lo entendí. Puede verse por mi reacción. Me estaba preguntando: ‘¿Qué está pasando?’, añadió el protagonista.
Van Basten, tres veces ganador del Balón de Oro, se coronó goleador de la Eurocopa con 5 tantos. Según Oshiro, el golazo que le encajó a los URSS es para muchos el mejor sinónimo de la Euro.
“Tengo el mejor de los recuerdos las varias veces que lo vi jugar: un auténtico ‘9′ que se movía por las áreas como aquellos cazadores que en un safari buscan dar con su presa. El holandés con el gol. Gran cabeceador, remataba con los dos pies y una agilidad tremenda”, ilustra Fernández.
La carrera del exatacante que en el Mundial Alemania 2006 fuera DT de su país pudo haber sido más brillante si las lesiones no menguaran su rendimiento. Jugó su último partido a los 28 años, los golpes y operaciones terminaron por retirar su talento de las canchas cuando era muy joven.