Hace una década, su nombre figuraba en los rankings de los mejores jugadores jóvenes de Europa. Su talento con el balón hizo pensar que sería estrella entre las cinco grandes ligas. Sin embargo, hoy su realidad dicta todo lo contrario. No ocupa los titulares de la prensa deportiva, sino es protagonista de las páginas policiales. Se trata de Quincy Promes, el delantero neerlandés del Spartak Moscú que este miércoles ha sido condenado a seis años de prisión por su implicación en el tráfico de más de 1.350 kilos de cocaína en dos cargamentos que viajaron desde Brasil hacia el puerto belga de Amberes en enero de 2020.
La fiscalía neerlandesa había solicitado nueve años de prisión para el exjugador del Ajax, que tiene 32 años, y se encuentra en estos momentos en Rusia, donde juega para el Spartak de Moscú desde 2021. El acusado no participó en el proceso judicial porque, según sus abogados, prioriza sus “obligaciones laborales” sobre la investigación criminal.