Al terminar el partido, toda la tensión acumulada en los jugadores explota en un llanto incesante o un festejo eufórico. Pero siempre hay alguno que deja por unos momentos la alegría y va hacia uno de sus rivales para consolarlo. Sucedió en el Portugal vs. Francia.
Pero el gesto de cordialidad deportiva que más conmovió sucedió fuera del estadio donde se disputaba la final. En un vídeo que ya recorrió el mundo a través de redes sociales, se muestra a un niño portugués acercándose a un aficionado rival para consolarlo.
Imposible controlar el llanto ante tanta emotividad. El hincha francés no pudo contenerse más y observando como se quedaba sin el título de nueva Eurocopa, se echó a llorar. Y luego hizo su aparición un niño que vestía la camiseta de aquellos que habían ocasionado esa tristeza. Sin embargo, fue a estrecharle la mano, a consolarlo. A con un gesto decirle que todo iba a estar bien.
La reacción de los aficionados al mirar el vídeo terminó en la misma conclusión. Que el fútbol es más que un deporte. Que imágenes como esta hace que la pasión por el deporte más popular del mundo siga creciendo. Como en algún momento lo escribió el novelista Eduardo Sacheri: ““Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida. Pero de algo estoy seguro: de fútbol no saben nada”.
Una de las razones para convertir al fútbol en el deporte más popular del mundo tiene que ver con gestos como este. El fútbol humaniza. Brota de las personas diversos sentimientos que son compartidos pese a ser rivales. Como la tristeza y la felicidad que terminan en un consuelo dentro o fuera del campo de juego.
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