Era la noche del 4 de julio del 2004. Portugal fue la sede de la Eurocopa y había alcanzado la final ante una inédita selección de Grecia. Parecía que el campeonato estaba en el bolsillo.
Los lusos terminaron chocando con una escuadra de guerreros griegos. En ese duelo estaba un joven Cristiano Ronaldo que no fue capaz de dar vuelta al resultado. Algo obvio porque era un adolescente que recién iniciaba su camino en el accidentado mundo del balompié.
Una vez concluido el duelo, Cristiano Ronaldo quedó solo en el campo de juego y rompió en llanto como si fuera un niño. No era para menos. Su selección había caído en una final y, peor aún, en casa. Se pensó que esa reacción nunca más la volveríamos a ver.
El destino demostró que cuando quiere puede ser cruel. Cristiano Ronaldo volvió a derramar lágrimas de impotencia. Esta vez, en Francia. El crack tenía todas las ilusiones para llevar a Portugal a la cima. De hecho, los llevó a la cima, pero él quería ser protagonista. Los sueños se rompieron cuando Dimitri Payet realizó una dura entrada sobre su rodilla izquierda.
Cristiano Ronaldo sabía que lo peor se acercaba. Los recuerdos del 2004 estaban por regresar. El luso quiso reponerse contra todo y contra todos. Salió del campo para ser atendido por el departamento médico. Retornó al gramado del Stade de France con una venda en la zona lastimada.
Cuando Cristiano Ronaldo efectuó la primera carrera sintió el dolor más grande su carrera futbolística. Se tumbó. Se arrancó la cinta de capitán y echó a llorar de impotencia. Así terminó la travesía del hombre nacido en Madeira en la Eurocopa 2016. Algo injusto, pero el fútbol es así. Probablemente tenga su revancha en otra edición, pero la edad le puede jugar en contra.
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El llanto desconsolado de #CristianoRonaldo al abandonar la final de #EURO2016 | #FOTOS ► https://t.co/hBgqiEnhYU pic.twitter.com/QtWC23xx8A
— El Comercio (@elcomercio) 10 de julio de 2016