- Claudio Vivas
- Columnista para la Copa América
Lo primero que tengo que ver para hacer un análisis correcto, equitativo y objetivo es saber qué tipo de equipo voy a analizar, valga la redundancia.
De una lado teníamos a Brasil, uno de los mejores equipos del mundo, por historia por trayectoria, por cantidad de títulos, y porque es un país que normalmente siempre tiene jugadores. Además, son grandes animadores de diferentes torneos continentales.
Y por otro lado, Haití, un país nuevo en lo futbolístico, que normalmente siempre ha sido castigado en cualquier competencia que le ha tocado participar. Eso quedó en claro y a la vista del observador: que Brasil hizo lo que quiso con el resultado. Lo pudo manejar de diferentes maneras.
El partido terminó 7-1, pero porque Brasil fue contemplativo en muchas acciones. Cada vez que se decidió, cada vez que se propuso, cada vez que aprovechó de los errores del equipo de Haití, lo hizo prevalecer en el arco rival.
Y en la única acción de gol del partido para Haití, Nazon fue pura potencia. No fue producto de su talento futbolístico, sino que tuvo que ver más con su potencia física. Un jugador que parecía que si tuviera otro pasaporte, estaríamos hablando de otra condición. La realidad es que fue muy importante su físico, con respecto a los jugadores brasileros en su potencia y velocidad. Ahí nació el único gol del partido a su favor. Fue un tanto que le da siempre la ilusión a un equipo inferior, pero que estaba muy lejos de poder concretar una acercamiento sobre el partido.
Brasil fue absolutamente dominador del partido, del juego, de la pelota. Una catarata de errores (de Haití), en conjunto, hicieron de que muchas veces, los delanteros o los volantes, que aparecían en forma sorpresiva de atrás hacia adelante, quedaban mano a mano con un defensor o con el arquero en cualquier sitio del campo.
Las pelotas filtradas de los volantes brasileños, de los laterales hacia los delanteros, siempre fueron un gran problema para los haitianos. Los cambios de frente con pase a las espaldas de los laterales también fueron un problema. Y prácticamente el partido se convirtió en una monotonía.
Brasil fue contundente, abusivo, prepotente en muchos aspectos y fue también muy contemplativo. De haber acelerado, o de haberse propuesto, quizás, una cierta cantidad más de goles, pudieron terminar en una goleada absolutamente histórica. El 7-1 también es histórico, es un resultado abusivo, pero también tuvo que ver el arquero de Haití, que tuvo dos o tres intervenciones muy buenas. Eso hizo que Brasil también errara algunos goles.
Creo que la zona está para tres equipos. Ojalá que la suerte esté con Perú y pueda seguir siendo un animador de esta competencia, pero Brasil tiene prácticamente asegurada su clasificación, salvo una igualdad de puntos. No osbtante, esta cantidad de anotaciones hacen pensar que la ‘Canarinha’ estará en la próxima ronda del campeonato americano.
Es muy importante que en medio de la competencia, un equipo como Brasil, plagado de jóvenes, plagado de gente con experiencia, un equipo nuevo si se quiere, sin su máxima figura como lo es Neymar, pueda lograr un resultado preponderante, más allá que al frente estaba una selección floja y quizás una de las peores del mundo, en lo que tiene que ver con su incapacidad futbolística y a su prematura preparación para este tipo de campeonato. Este puede ser un punto de quiebre para que los brasileños puedan agarrar confianza en los momentos cruciales de esta competencia.