Con una camiseta rosa de Cristiano Ronaldo, Ali Qais mira nervioso a los jugadores del Real Madrid en una de las pantalla del café Al Furat, sentado en un sofá agujereado por dos impactos de bala. Hace dos semanas, unos hombres dispararon con armas automáticas y arrojaron granadas en ese café de la ciudad iraquí de Balad, a 80 km al norte de Bagdad.
Sin miedo. "Esta noche, para nosotros esto es más de que un partido de fútbol", comenta este iraquí de 29 años, "es un desafío a Daech", acrimonia árabe de la organización yihadista Estado Islámico (EI) que controla amplias zonas de Irak y Siria.
"Hasta hace poco, estoy seguro de que Ronaldo no había oído hablar nunca de Balad. Pero luego ha llevado un brazalete negro por nuestros mártires", añade delante de un cartel del entrenador del Madrid, Zinédine Zidane.
Crimen los hizo conocidos. Esta matanza en el café deportivo suscitó una ola de simpatía entre los amantes del fútbol, incluyendo en el Real Madrid. Sus jugadores llevaron brazaletes negros el último partido de la Liga española. "La reacción del club nos llegó al alma", asegura Qasem Isa, comerciante de 39 años que fundó hace siete años el club local de hinchas del Real Madrid.
"Por supuesto que antes del atentado habíamos planeado mirar la final de la Champions aquí. Y luego hubo dudas pero nosotros insistimos para pasar la velada aquí, para mostrar nuestra fuerza", dice. AFP
Por todo lo alto. Real Madrid se proclamó campeón de Europa por undécima vez al imponerse al Atlético de Madrid en la tanda de penales (5-3) tras acabar los 90 minutos y la prórroga con empate a uno.