Para muchas personas, Qatar sigue siendo un misterio. Y no es para menos, ya que se trata de un territorio lejano, con formas de vida distintas a la occidental y de nacimiento muy reciente. Este país, cuyo nombre oficial es Estado de Qatar, proclamó su independencia en 1971, hace poco más de 40 años. Pese a todo ello, la FIFA lo eligió como sede del Mundial de Fútbol que empezará a disputarse en unos días. ¿Cómo sucedió?
Fue en el año 2010 cuando la máxima autoridad del fútbol anunció las sedes para los mundiales de 2018 y 2022: Rusia y Qatar, respectivamente. La segunda, un país asiático sin tradición futbolística, llamó poderosamente la atención. Sin embargo, si revisamos los factores que intervinieron para que se tome dicha decisión, ya no resulta tan sorprendente.
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Privilegios de la geografía: Qatar, país petrolero
En un extenso reportaje acerca del tema, el diario deportivo The Sporting News resalta que el estado árabe se encuentra en el Golfo Pérsico y, como todos los países de aquella región, “cuenta con un poderío económico importante a partir de la extracción de petróleo”.
Dicho respaldo financiero resultó determinante a la hora de ser elegida por la FIFA. “Los billetes le permitieron idear un plan integral, con creación de estadios de primer nivel e instalaciones adecuadas para recibir a los miles de visitantes”, sostiene el medio norteamericano.
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La geografía, además, ha convenido a Qatar para la realización de un evento como el Mundial de Fútbol. Debido a su tamaño (11.000 kilómetros cuadrados), allí las distancias son cortas: como máximo, se debe recorrer unos 50 kilómetros para llegar de un estadio a otro.
Introducción en el mercado futbolístico
De otro lado, la economía del país asiático ya había puesto en la mira al fútbol desde mucho antes. The Sporting News relata que Qatar firmó un vínculo con la Federación Española de Fútbol, lo que permitió que los principales sponsors de Real Madrid y Barcelona llegaran de la zona.
Para cualquier fanático del fútbol europeo no será difícil recordar a Messi, Neymar y compañía vistiendo la camiseta blaugrana con ese “Qatar Airways” (aerolínea catarí) en el pecho durante algunas temporadas. Hoy, en Sudamérica, nada menos que Boca Juniors lleva la marca en su indumentaria. Todo un despliegue de capitales que da cuenta de la apuesta de Qatar por el ‘deporte rey’.
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La elección: una potencia mundial en el camino
En un informe sobre el proceso de selección de Qatar como anfitrión, el diario Sport, de España, precisa que, para el Mundial 2018, el país asiático no presentó candidatura porque debía disputarse en Europa. No obstante, “sí vio la puerta abierta para 2022, cuando estaba claro que el torneo iría fuera del Viejo Continente”, señala el artículo.
Junto a Qatar compitieron otros cuatro países para quedar como sede: dos más en Asia (Corea del Sur y Japón), uno en Norteamérica (Estados Unidos) y otro en Oceanía (Australia). A través de sus 22 miembros directivos, la FIFA realizó una serie de rondas de votaciones en las que, si ningún país obtenía la mayoría absoluta (12), se eliminaría el que contara con menos apoyos hasta quedarse solo con la sede definitiva.
El medio español narra que, en todas las rondas de votación, Qatar quedó al filo de obtener dicha mayoría absoluta, aunque en las tres primeras votaciones no lo logró por muy poco. En la primera cayó eliminada Australia (con un voto), en la segunda Japón (con dos votos) y en la tercera Corea del Sur (con cinco votos).
De ese modo, se mantuvieron dos opciones: Qatar y Estados Unidos. La decisión fue clara al imponerse el país árabe por 14 sufragios a 8, con lo que consiguió la designación definitiva para albergar el campeonato en 2022. Así fue como Qatar dejó a una potencia mundial en el camino.
Qatar 2022 y lo que habría estado detrás
Todo lo narrado es, para muchos, la historia oficial de la elección de Qatar como sede del Mundial. Existen, sin embargo, diversos reportes que apuntan al hecho como embarrado por actos de corrupción. En 2014, por ejemplo, el diario inglés The Sunday Times publicó una investigación, basada en correos electrónicos y recibos bancarios, en la que se acreditaba el pago de US$ 7 millones a miembros del comité ejecutivo y presidentes de federaciones por parte del comité catarí encargado de presentar la postulación de su país.
Ante ello, EE. UU. abrió su propia pesquisa, conocida como FIFA-Gate e impulsada por la fiscal general Loretta Lynch, que venía de hacer indagaciones sobre irregularidades en los contratos multimillonarios de televisión de Copas del Mundo y Copas América.