“All’alba vincerò! vincerò! vincerò!”, dice el último verso de Turandot, la ópera de Puccini que acaba de interpretar Andrea Bocelli. Es una caricia en un teatro silencioso. También una descarga eléctrica que escarapela en el salón donde se entregará en pocos minutos el Balón de Oro 2022, tan potente que traspasa la pantalla del televisor y llega hasta aquí. Como un gol.
Vincerò! vincerò!” se escucha y es un anticipo de la alegría: la cámara enfoca entonces al monstruo Karim Benzema y sí, ha vencido.
Ochenta y un kilogramos en un cuerpo de 185 centímetros confirman que en la cancha no pisa, aplasta. Este 2022 fue un tractor: Campeón de Liga siendo MVP y goleador. Campeón de la Champions siendo MVP y goleador. Campeón de Supercopa de España marcando en semis y final. Campeón de UEFA Nations League. Fue Messi y Cristiano juntos. Pese al físico de muay thai, entiende el cambio de velocidad como arma que aún no adivinan los rivales. Karim Benzema es rápido para casi todo: encimar, reacomodarse, definir en primera. Parte del catálogo lo padecieron hace unas semanas todos los arqueros que enfrentó en la Champions League. Aunque esta noche en el teatro Chatelet, en París, donde algún genio organizador ha colocado en asientos de terciopelo a todas las joyas que habitan este mundo -podría decirse diamante pero se llama Figo, podría ser una perla pero le decimos Zidane-, el delantero francés del Real Madrid parece un elegante novio que va a casarse con el amor de su vida. En este caso, la pelota bañada que es el trofeo del Balón de Oro.
Gigante emocionado, visto desde la TV aquí en Lima parece que solo podrían tumbarlo una máquina para demolición y parece, en cualquier partido, que se desliza en skate. Esa es su condición única, de tanque y bicicleta. Por ese combo, su liderazgo e influencia, y sus 328 goles en 615 partidos tras 14 temporadas con el Madrid, su soñado año, hoy es el justísimo Balón de Oro 2022.
—Los nuevos tiempos—
Quizá sea una nostálgica percepción, pero faltaba alguien en la gala. La mitad del planeta dirá Lionel Messi, la otra Cristiano Ronaldo. Sudamérica y Europa, como siempre, en versus. En cambio hubo otra dupla imponente, sentados uno al lado del otro: el Fenónemo Ronaldo y Zinedine Zidane. Un tuit de Olé de Argentina resumía así la ausencia del capitán de la selección Argentina: “El CM les recuerda que Mess tiene más balones de oro que los 30 que integran la lista para la edición de este año... juntos”. Por CR7 hubo solo una tibia noticia: quedó en el puesto 20 de los nominados. Signo de los nuevos tiempos.Anuncio para empezar a extrañar.
Donde hubo unanimidad fue en el aplauso para Alexia Putellas, la capitana del Barcelona femenino, quien ganó por segunda vez consecutiva el Balón de Oro y se convirtió en la mejor futbolista de la temporada. Un ejemplo. Y en la gratitud con Sadio Mané, quien levantó el Premio Sócrates 2022 como el futbolista más solidario de los últimos tiempos. Compactos con sus frases tendrían que ser transmitidos en todos los colegios del mundo.
El hijo agradecido
Abrazado de su madre, Wahida Djebbara, a quien invitó al escenario para recibir el Balón de Oro, y enfocado en primer plano para lucir una vestimenta particular -chaqueta y pantalón negros, acompañados de una pajarita de botón y lentes tipo Lennon, un homenaje a Tupac Amaru Shakur, uno de los artistas con mayor influencia en la historia del rap de los 80 y 90, asesinado a los 25 años de edad-, Karim Benzema agradeció en francés la meta cumplida. “Es el Balón de Oro del pueblo. Este es el sueño de todo niño, pero también es mucho trabajo y tiene también muchos momentos difíciles, como cuando no podía ir a la selección. Pero no me vine abajo, seguí trabajando, pensando que tenía suerte de jugar al fútbol. Estoy orgulloso de mi carrera”.
Karim Benzema ha ganado el Balón de Oro 2022. Campeón de Liga siendo MVP y goleador. Campeón de la Champions siendo MVP y goleador. Solo le faltó ganar los campeonatos de e-sports. Y en ese lujo, sencillez y gratitud. Los verdaderos campeones son así y por eso, son tan pocos.