EI autor de la mejor chilena que se haya visto en España (la del Logroñés) es noticia porque se cumplieron (05/05/1990) 30 años de su hat-trick al Oviedo en el Bernabéu, que le permitió igualar el mítico récord goleador de Telmo Zarra en una Liga (38 dianas). El mexicano Hugo Sánchez lo rememora.
¿Dónde está viviendo usted en este triste periodo que nos toca vivir?
En mi casa de San Diego, en Estados Unidos, con mi familia. Junto a mi mujer Isabel, que como ya saben en su país es madrileña, y con mis hijas, Isabella y Hana. Nosotros tenemos casa también en México y antes de la pandemia nos íbamos trasladando a mi país dependiendo de mis compromisos profesionales con ESPN, donde soy comentarista. Pero ahora estamos todos viviendo otra realidad y el trabajo está en segundo plano.
Se lo nota preocupado.
Preocupado no, realista. Tras la pandemia va a haber un antes y un después. Va a cambiar la economía, mucha gente va a sufrir y debemos resetear nuestra escala de valores. Lo que antes nos parecía un detalle sin importancia ahora puede ser un tesoro. La pandemia nos ha abierto los ojos en nuestra manera de entender la vida. Hay que reflexionar sobre ello.
¿En esa reflexión entra la posibilidad de regresar en algún momento a España?
Por supuesto. Mire, mis dos hijas son gemelas y justo ahora se han graduado para poder ir a la Universidad. No han podido hacer la ceremonia con sus compañeros por el coronavirus, pero hicieron su propio festejo en línea. Lo bueno es que tanto Isabella como Hana quieren hacer sus carreras en Madrid. Quieren estudiar allí. Es su deseo. Lógicamente, si surgiera un buen proyecto profesional me encantaría poder seguir cerca de mis hijas.
Lo veo llamando a la puerta de Florentino.
Él ya sabe que el Madrid es una de mis aspiraciones futuras y de verdad que estoy preparado para un banquillo tan exigente. Me siento capacitado, aparte de mis sentimientos y mis conocimientos del club después de tantos años allí. No digo hacerlo ahora, dado que Zidane está haciendo un gran trabajo. Pero que nadie olvide que hice bicampeón a los Pumas en mi país y que con la selección de México casi nos metemos en la final de la Copa América de 2007, jugada en Venezuela. Sólo nos ganó Argentina en semifinales, pero fuimos terceros tras derrotar a Uruguay en la final de consolación. Jugamos muy bien.
¿Cuál es su libro de estilo como entrenador?
El que impuso Luis Aragonés. Yo también les digo a mis jugadores tres palabras: ganar, ganar y ganar. Luis es mi referente. Ese manejo que él tenía del vestuario es admirable. Su personalidad es la que le permitió a España ganar dos Eurocopas y un Mundial. Cierto que las dos últimas fueron de Del Bosque, pero es que Vicente fue muy inteligente y mantuvo la filosofía de Luis. La sinergia ganadora de Luis labró aquellos años maravillosos para España. Del Bosque supo mantener por completo el impulso de Luis.
¿Tan importante es para un entrenador tener su referente en otro colega de profesión?
Claro. Fíjese en Zidane. Es lo que es gracias a Ancelotti. En el año que estuvo con él de ayudante aprendió que la clave del éxito en un club como el Madrid pasa por tener mano izquierda y mano derecha, por ponerse en la piel del futbolista. Zidane recibió un curso intensivo y como es muy inteligente se empapó del método Ancelotti. Y ahí están sus espectaculares resultados, sobre todo en Champions.
Se cumplieron 30 años de su tremendo hat-trick al Oviedo en el Bernabéu, que le permitió a usted ganar la Bota de Oro e igualar el récord del mítico Telmo Zarra, con 38 goles.
No sabía que coincidía pero se lo agradezco porque ese partido tuvo connotaciones especiales para mí.
Cuéntelas.
Yo arrastraba una sanción que me impidió jugar el derbi del Vicente Calderón en la penúltima jornada de Liga. Para mí fue un palo porque el castigo me restaba un encuentro más para alcanzar el récord de Zarra. Los tres goles que necesitaba meter en los dos últimos partidos se redujeron a una sola opción, el último día ante el Oviedo. Por eso, antes del encuentro me acerqué a John Toshack y le pedí permiso para dirigirme yo al grupo en la charla técnica habitual antes de los encuentros.
¿El galés lo aceptó?
Claro, ya éramos campeones de Liga y yo nunca le di problemas. Le dije a los compañeros que para mí era muy especial alcanzar el récord de una leyenda como Zarra. Jamás les había pedido nada a título individual, por lo que esa tarde les pedí colaboración a todos y que a la hora de dar pases al área me buscasen a mí por encima de todo. Yo jugaba arriba con Aldana y lo entendió perfectamente. Y me ayudaron de forma admirable. Marcó primero el Oviedo, pero tras empatar Parra yo metí tres goles. El primero me lo dio Míchel, el jugador que me dio más asistencias en toda mi carrera. El segundo lo metí de penalti. Cambié mi método para que Zubeldía no lo adivinase. Tiré muy fuerte y por el centro. En ese momento pasaron por televisión una imagen de Mendoza en el palco con un gesto que significaba: "Lo va a conseguir". El presidente siempre creyó en mí y lo agradezco mucho.
¿Y el tercero que igualaba a Telmo Zarra?
Otro pase fantástico de Míchel desde la derecha y lo metí de buen cabezazo. Fue como una liberación para mí. Me abracé a él y cuando hicimos todos una piña grité: "¡Lo hemos conseguido!". No podía desperdiciar esa oportunidad de hacer historia. Además, ese mismo año conocí a Isabel, mi mujer, y por eso lo tengo como el año más importante de mi vida.
Pero ningún gol se puede comparar con el que usted le metió de chilena al Logroñés.
Ya sabe que la palabra Logroñés si la lee al revés sale "señor gol". Centrándome desde la izquierda era el perfil perfecto para mis chilenas. Rafa (Martín Vázquez) sabía esa tarde donde me la tenía que poner.
Y ganó en 1990 la Bota de Oro, igualando con Stoichkov, por entonces en Bulgaria.
Pues yo no quería ir a recogerla.
¿Cómo dice?
Primero aclarar que la liga búlgara era muy inferior a la española, pero en aquella tenían el mismo coeficiente por gol, lo que le quitaba mérito a su registro. Ahora le hubiera sido imposible a Stoichkov ganar esa Bota de Oro jugando en su país. Y mire, estaba enojado con el hecho de que el premio del Balón de Oro ignorase a los jugadores de América. ¿Cómo es posible que no lo ganase nunca Maradona? ¿Cómo se entendía que yo fuese el mejor goleador del fútbol europeo y ni siquiera optase al premio? Camino de la ceremonia le dije a Isabel, por entonces mi novia: "Esta noche la voy a liar". Mi idea era negarme a recoger el trofeo. Pero ella, con buen criterio, me dijo: "No, Hugo, recoge el premio que te has ganado en el campo y a partir de mañana ya puedes criticar la injusticia del Balón de Oro". Y eso es lo que hice.
Hablemos de sus duelos sonados con el Barça, ya algunos con Stoichkov de azulgrana.
Meses después de ese partido con el Oviedo ganamos por segunda vez la Supercopa de España en el Camp Nou. Fue la noche que expulsaron a Stoichkov por pisar a Urízar. Dimos una vuelta olímpica que nos supo a gloria pero, como no paraban de lanzarnos mecheros, monedas y todo tipo de objetos, a mí me dio un mechero en la cabeza y necesité tres puntos de sutura. Entonces yo me acomodé las partes. Como a Stoichkov le cayeron seis meses de sanción por su agresión al árbitro, para compensar a mí me metió dos partidos el Juez Único, el señor Forcén. Una injusticia. Encima, un compañero suyo me atribuyó unas declaraciones que jamás pronuncié, en las que se suponía que yo le decía al Juez que ojalá le dieran a él un botellazo como me dieron a mí para que vea lo que se siente cuando te tiran de todo a la cabeza. Era falso. Por eso, desde ese día siempre iba a las entrevistas con mi propia grabadora para evitar esos líos.
¿Recuerda bien cómo fue lo del botellazo de Sestao?
¡Claro! Cuando recibí el impacto de la botella de champán casi pierdo por completo el conocimiento. Eso hubiera sido peligrosísimo. Casi entro en el temido túnel oscuro, pero le eché un par de amígdalas y reaccioné pese al impacto brutal. Esa noche salvé la vida de milagro. La suerte es que la botella me dio en la cabeza con su parte lateral. Por eso no estalló. Si me da con el culo o la parte del morro no estaría ahora hablando con usted. ¿Le digo más?
Adelante.
Pasados unos años un señor que trabajaba para la Federación Española me llamó y me dijo que tenía una sorpresa para mí. Quedé con él y me regaló la botella de champán, que alguien del Sestao se la dio dado que al no romperse la recogieron sus empleados. La guardo en mi museo particular en el que están todas mis conquistas. Un trofeo más (sonríe).
Usted, con sus 207 goles en 283 partidos con el Madrid, es de los mejores realizadores de la historia del club, con un promedio brutal (0,73). Ahora se habla del joven Haaland como gran goleador del futuro.
Tiene planta, tiene talento y olfato. El Madrid puede tenerlo en cuenta para el futuro. Pero a este equipo hay que venir ya hecho, con una experiencia demostrada y con un bagaje detrás, como llegué yo tras llevar cuatro años metiendo goles en el Atleti. Aún es muy joven. Al Madrid tiene que venir el mejor del mundo en cada posición.
¿Este Madrid de Zidane necesita un nueve?
Por supuesto. El Madrid necesita un killer del área, como era yo, como es Cristiano, que durante muchos años hizo esa función en el Bernabéu a la perfección. Por eso hay que buscar otro, más consagrado.
¿No le gusta Benzema?
Cómo no me va a gustar. Es un delantero con una clase excepcional, pero no es un killer, no es un hombre puro de área. Es un gran segundo delantero. Él es como era Butragueño, y yo como Cristiano. Por eso Emilio y yo nos entendíamos a la perfección. A Karim le vendría bien tener un killer por delante de él. A mí me gustaba Harry Kane, pero con tanta lesión se ha estancado. Y Lewandoswski tiene el problema de la edad. No es fácil la búsqueda.
¿Llegó a coincidir usted con Michael Robinson?
Sí, cuando él fichó por Osasuna yo estaba en el Madrid y recuerdo que una vez marcó en el Bernabéu y que en Pamplona era un delantero muy británico, rápido y agresivo. Era un buen tipo y me dolió el conocimiento de su fallecimiento. Mando desde aquí un abrazo fuerte a toda su familia.
¿Entonces lo vemos pronto trabajando por España?
Estaría encantado. Valoro mucho LaLiga, que para mí sigue siendo la mejor del mundo. Javier Tebas ha hecho un trabajo excelente, mejorando la economía de los clubes, saneándolos e impulsando la competición en todos los continentes. De hecho, en el contrato con ESPN puse una cláusula para que en caso de salirme un proyecto profesional serio como entrenador quedo liberado de nuestro acuerdo por dos años. Ojalá nos veamos pronto por allí. (D)