Para nadie es desconocido que Barcelona es un fenómeno social, a hechura y semejanza de todos aquellos equipos del mundo identificados con la popularidad y que por su influencia social se vuelven históricos e indispensables en sus ámbitos. Ellos son los escogidos, solo ellos gozan de ciertas bondades sin importar si nacieron en cunas ricas o en humildes porque tienen un camino recorrido que les ha permitido obtener ese aprecio de las grandes mayorías. O simplemente porque sus actos generan una onda expansiva, tanto por si lo hicieron bien o lo contrario. Por esa razón llevan la etiqueta de ser los más populares.
Boca Juniors, River Plate, Peñarol, Flamengo, etcétera, todos tienen su partida de nacimiento y todos son reconocidos por su masiva convocatoria. Tienen un pasado que se mantiene vigente en el presente por ese vínculo afectivo y espiritual que los une para siempre. Barcelona no es una excepción. Es un símbolo de la idiosincrasia guayaquileña, es un equipo de fútbol que se fue consolidando por sus gestas deportivas. Lo logró por el amor que le tomaron los descamisados, los cholos, los criollos.
De esos detalles historiadores nacionales reconocidos se han encargado en dejar testimonios escritos como servicio para la comunidad. Revistas como la Historia del BSC, de Mauro Velásquez Villacís, publicada en 1986; también el libro de Mario Valdez, publicado en el 2003; y Los forjadores de la idolatría, de Ricardo Vasconcellos Rosado, en el 2018, todos ellos han desentrañado detalladamente el ADN del Ídolo del Astillero.
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Hoy BSC ha dado que hablar nuevamente –en buena hora para regocijo de su gran cantidad de seguidores– por la tarea de llegar al grupo principal de la Copa Libertadores. Se veía complicado por varias razones, como el cambio dirigencial, el conflicto a interno con la renuncia masiva del nuevo directorio, cosa que dio mucho de qué hablar. Los problemas económicos y además la conformación de un equipo competitivo hacían presumir que nada fácil la tenían Carlos Alfaro Moreno y compañía.
Hay que recordar que BSC había terminado un año 2019 convulsionado por múltiples razones. Entre el agobiante tema económico y la crisis de valores que se hizo pública por los propios actores, la incertidumbre era saber si la presencia de directivos garantizaría que, actuando con mano fuerte y con conocimiento pleno de la situación, podrían mitigar la severa crisis que ha venido soportando en los últimos años el equipo más popular del Ecuador. Todo aquello está por verse.
Al menos, hasta el momento, la participación del BSC en esta edición de la Copa Libertadores les ha significado ingresos de 5025 000,00 dólares, entre premios por las fases superadas y las taquillas correspondientes. Es una cantidad que es significativa considerando el crítico estado financiero que soportan sus estados de cuentas, al que han prometido darle una solución cuando hagan efectiva la promesa de campaña “ganar el campeonato financiero”.
En lo futbolístico tuvieron el acierto de contratar un cuerpo técnico comprobado en el medio, que por algo venía de campeonar en el torneo 2019 en la LigaPro. Fabián Bustos, que ni corto ni perezoso confió en jugadores conocidos por él para reforzar al equipo y tuvo la firmeza de comenzar a trabajar en plena época navideña. Así le pusieran mala cara conocía el DT Bustos que los mensajes de autoridad no solo se los predica, sino que se los practica.
En La Nueva Olla 40 000 espectadores azulgranas fueron testigos presenciales de la escalofriante goleada de Barcelona en una de esas batallas que difícilmente se podrán olvidar.
Hace pocas noches, cuando Barcelona goleó 4-0 de visitante al Cerro Porteño en su propia cancha, se volvió a escuchar esa estrofa de una canción que dice “has nacido humilde y eres más grande que el sol, miles de batallas que libraste con honor, te han convertido en amo y soberano ecuatoriano” y de la hazaña de La Nueva Olla donde 40000 espectadores azulgranas fueron testigos presenciales de la escalofriante goleada amarilla en una de esas batallas que difícilmente se podrán olvidar.
¿Cómo lo consiguió y cuál ha sido la secuencia de aciertos, que ha permitido ser el primer equipo en la historia de arrancar desde la primera fase y llegar a la privilegiada fase de grupos de la Copa Libertadores 2020?
Claramente Barcelona tiene tácticamente un responsable, la matriz estratégica tiene la propiedad intelectual de su DT Bustos y no tiene más complicación de la que muchas veces se inventan para explicar un triunfo. Lo de Bustos pasa por lo lógico que exigen las circunstancias: había vencido bien en Guayaquil 1-0, dejando la sensación que su adversario había tenido más tiempo la posesión de la pelota, pero BSC había ganado el partido, algo importante por la presión que significaba para el equipo paraguayo el encuentro de vuelta en Asunción.
Como equilibrista, Bustos caminó entre el tacticismo y la simplicidad, desarrolló un plan capaz de resistir las embestidas clásicas de los equipos paraguayos, que cuando son dueños de casa saben cómo poblar el medio campo, cómo cortar los circuitos para controlar el eje del rival, así tenga la posesión; cómo encontrar los espacios para hacer el daño y el impacto de hacer un gol de visitante para que todo el automatismo practicado sea lo suficientemente fiel en el partido. Y que la progresión tenga una simetría ofensiva para aprovechar la inflexión producida por la individualidad o por el aspecto colectivo.
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Y puedo hasta aburrir por estas explicaciones tácticas que son infinitas, verbo y gracia para abundar: lo que se hizo para mantener el sistema, cuando se necesitaba ralentizar la estrategia; es que todo esto sirve no solo para demostrar la importancia de un entrenador o porque desde el pizarrón es capaz de aguantar tantas probabilidades esquemáticas.
Pero dentro del campo más simplista, el que entiende el aficionado común y corriente, el profesor Bustos sabía que Cerro Porteño iba a jugar contra el reloj ante 40 000 ardientes hinchas y que la ansiedad los iba a desesperar. Pero la lógica que produce la simplicidad nunca pudo predecir que dos debutantes en estas lides y los experimentados cumplan a cabalidad. Ese complemento fue parte del éxito; en fin, en medio de la estrategia tabulada y geometrizada hubo un espacio para la lógica pura, que Barcelona en esta ocasión supo utilizarla.
El partido de Asunción fue espléndido, me hace recordar de aquel triunfo de visitante que tuvo el BSC en 1964, jugando en Santiago de Chile, en el Estadio Nacional por la Copa Libertadores, goleando 4-0 al poderoso Colo Colo, con goles de Nivaldo (2) Helio Cruz y Geninho con una brillante actuación de esa recordada defensa conformada por Ansaldo, Quijano, Lecaro, Patterson y Bustamante.
Cuando uno se entera que el resultado de visitante es contundente, como lo fueron en Asunción y en Santiago de Chile por una competencia como la Libertadores, puedo concluir que en este caso el BSC desquició mental y tácticamente al rival. Tanto así que es hasta perder el tiempo recordar que hubo un árbitro tendencioso que no quiso ver lo que todos vimos porque más peso tuvo el funcionamiento y el resultado.
¿Qué más se puede agregar?, Por el momento celebrar la conquista. Falta mucho que recorrer, es apenas el principio y bajo la premisa que todo lo que empieza bien es probable que bien termine así, pero eso ya depende de cómo asimilen el éxito, que siendo relativo, también puede confundir. Que recuerden aquel dicho de un genio como Albert Einstein, que sostenía que las cosas trascendentales se consiguen haciendo las cosas de la forma más simple posible, pero no más simple porque por ahí también vive el fracaso. (O)