Espanyol 0-1 CSKA Moscú
Para el Espanyol, Europa se ha convertido en una especie de oasis en mitad del desierto que le está tocando atravesar esta temporada. El mismo equipo timorato y fallón que sufre de lo lindo en la Liga, competición en la que apenas ha podido sumar dos victorias y ocupa el último puesto en la tabla, se transforma, casi como por arte de magia, en un conjunto solvente y fiable cuando disputa la Europa League. De hecho, a este último partido de la fase de grupos, los pericos se presentaban ya con las tareas más que hechas, es decir, con la clasificación y el primer puesto ya garantizados.
Por eso, no resulta en absoluto extraño que, para medirse a un CSKA Moscú que se jugaba poco más que la honra en el envite, Pablo Machín situase en el once inicial a los Andrés Prieto, Ander Iturraspe, Pol Lozano, Pipa, Lluís López o Pablo Piatti, futbolistas que hasta ahora han jugado un papel bastante secundario. Para ellos, este intrascendente choque representaba algo así como una tabla de salvación, una oportunidad casi única para mostrarle a su técnico que pueden gozar de más minutos en lo que resta de curso.
En este sentido, durante una primera parte más bien insulsa que se saldó con 0-0, fueron Piatti y Prieto quienes sacaron mayor un mayor rédito a la ocasión brindada. El primero se movió con bastante agilidad por la zona de tres cuartos y generó un par de oportunidades claras; mientras que el segundo, lejos de acusar los 19 meses que acumula sin jugar ni un solo minuto, se mostró muy seguro y hasta tuvo tiempo para firmar una sensacional parada ante Fedor Chalov en un mano a mano.
El CSKA Moscú castiga la inoperancia del Espanyol
El paso por los vestuarios apenas varió el guión del partido. Aunque los meritorios del Espanyol se esforzaron por dejar huella, el equipo no encontró ni la forma de mantener el control del balón ni de hacer daño al rival. De hecho, no fue hasta bien entrada la segunda parte cuando ya uno de los habituales, el chino Wu Lei, dispuso de un par de ocasiones para haber desnivelado la balanza.
Aunque el partido parecía condenado a un triste empate sin goles, el CSKA pisó el acelerador en la recta final del choque y obtuvo el premio del gol en una acción de ataque bien finalizada por Nikola Vlasic (84’) y ante la que esta vez nada pudo hacer Andrés Prieto, casi el único futbolista local que se marchará a casa con la sensación de que este partido ha servido para algo.
La derrota no cambia en absoluto el panorama de un Espanyol que ya tenía certificado su pase a dieciseisavos, pero sí que añade aún más leña a ese fuego que amenaza con quemar a una entidad sumida en una preocupante caída libre. Y es que, a diferencia de otros días, esta vez Europa no ejerció de bálsamo.