"Estuve cerca, pero no puedes compararnos como jugadores. Él ha tenido una temporada fantástica y es quizás el mejor jugador de todos los tiempos. Se lo doy de todo corazón, lo merecía". Terminada en La Scala de Milán la gala en la que se entregaron los premios anuales de la FIFA, el notable zaguero holandés Virgil Van Dijk daba otra muestra de su clase. Resaltaba para la TV de su país los méritos de Lionel Messi para llevarse el máximo trofeo individual del fútbol. Sus palabras no son huecas, como capitán de su selección, Virgil votó a Leo.
En cambio Cristiano Ronaldo, el otro ternado, se quedó en su casa, disconforme al enterarse que no sería el ganador. Y era el único que estaba en Italia. Vive allí. En las ocho votaciones en que tomó parte, Cristiano nunca votó por Messi. No ha sido lo suficientemente bueno para él; ni siquiera un tercer lugar en todos estos años.
Messi recibió por sexta vez en su carrera el premio al mejor futbolista del mundo, desempatando con Cristiano, con quien estaban 5 a 5. Nadie recibió tanto, y en cierta forma está bien, nadie jugó tanto. Lleva catorce temporadas brillando en el más alto nivel posible. No hay campeonatos contra Marte ni contra Júpiter. De lo terráqueo, la liga española (como podría ser la inglesa), la Champions, las Eliminatorias Sudamericanas, los Mundiales, son lo máximo. El premio The Best de la FIFA simplemente oficializa lo que todos sabemos: que jugando a la pelota, Messi es el mejor, lejos.
No obstante, generó cierta sorpresa porque no era seguro que ganara, como otras veces. Van Dijk era el superfavorito. Las casas de apuestas, siempre muy bien orientadas, pagaban 1,25 euros el triunfo del holandés, contra 3,25 de Messi y 17 de Cristiano, el menos opcionado.
FIFA recordó los criterios de elección: “El rendimiento deportivo (individual), y la conducta general dentro y fuera del campo entre el 16 de julio de 2018 y el 19 de julio de 2019”. En ese lapso, ningún otro jugó más que el 10. Vale recordarlo: 54 goles y 25 asistencias, pero por encima de eso, alrededor de 40 partidos sensacionales protagonizados en la temporada. Disputó cinco torneos: campeón de la Liga y la Supercopa Española, finalista de Copa del Rey, semifinalista de Champions, tercero en Copa América. Pero lo menos relevante de Messi son los números, en él importa el juego. La habilidad, la técnica perfecta, los pases magistrales, la clarividencia para el armado. Es el más regateador, el más asistidor y el más goleador de Europa.
“Pero no ganó la Champions”, despotrican muchos. Vale aclararlo: este premio no está destinado a un jugador que gane la Champions League, es para el futbolista que mejor rindió en la temporada. Por muy lejos, en juego, en fútbol fue Messi. Por cierto, fue el goleador mundial y también de la Champions. “¿Por qué no le hizo goles al Liverpool…?”, pregunta alguien más en Twitter. Le hizo dos para ganarle 3 a 0 en la semifinal, uno de ellos antológico. Luego, él no es responsable si la retaguardia del Barsa no supo cuidar tamaña ventaja y recibió cuatro goles casi absurdos, por distracciones. ¿O también tenía que ir a defender Messi…? Hasta perdiendo por un gol menos avanzaba a la final, así clasificó el Liverpool. Sólo había que cuidar la enorme ventaja. Los defensas no supieron hacerlo.
Van Dijk es un zaguero eficiente y con marcado liderazgo. Por comparación con Sergio Ramos, por ejemplo, también es un jefe de manada, pero defiende mejor, es más ordenado. Y para ser un fantástico defensa no necesita dar patadas ni codazos. Ha tenido un año excelente, muy parejo sobre todo, con lucidas actuaciones y lo redondeó al conquistar con el Liverpool la Liga de Campeones de Europa, el torneo de clubes con mayor repercusión. Ya recibió el galardón de Mejor Jugador del Año de la UEFA a fines de agosto. Muchos se quejan diciendo “¿por qué no puede ganarlo un zaguero…?” Sí puede. Beckenbauer lo consiguió dos veces, ¡pero era Beckenbauer, eh…! Un jugador colosal. Otros preguntan por qué generalmente se valora más a los goleadores; porque cumplen la tarea más complicada. “En fútbol, lo más difícil es hacer gol, todo lo demás se puede arreglar”, sintetizaba el uruguayo Juan Ramón Carrasco.
De haber ganado Van Dijk hubiese estado perfecto también. Ronaldo, en cambio, tuvo el año menos agraciado de su carrera (bajó de 50 goles en el Madrid a 28 en Juventus), no obstante lo cual sumó el Scudetto, aunque la Juve lo había ganado ya siete veces seguidas sin él dada su insultante superioridad local. Y le agregó la Liga de Naciones con Portugal, un torneo nuevo y corto en el que marcó 3 goles a Suiza en la semifinal. Pero tuvo pocas actuaciones descollantes, apenas otro triplete anotado al Atlético de Madrid en una noche mágica. Sin embargo, se le reconoce que era su primer año en Italia y no fracasó, aunque fue a un equipo muy fuerte y ya consolidado como el turinés. Quizá no debió estar ternado.
Por todas estas puntualizaciones, en el premio de la UEFA -un buen termómetro-, Van Dijk obtuvo 305 puntos, Messi 207 y Cristiano 74. En la UEFA ganó Van Dijk y es lógico, allí decide casi exclusivamente la Champions. Es su torneo.
Una variante interesante sería otorgar un Balón de Oro o un The Best también al mejor equipo del año y ahí se acabaría la tendencia de querer recompensar un triunfo colectivo con un premio individual. Porque en general se piensa en condecorar al jugador más representativo del equipo campeón, y no es el sentido del premio. Esto pasó en el 2014. Como no había una figura descollante en la Alemania campeona muchos pretendían dárselo a Neuer, pero Alemania no ganó por su arquero sino por la fuerza del conjunto, su orden y eficacia. Neuer no fue la estrella, casi no tuvo trabajo salvo el partido con Ghana, donde hizo tapadas excelentes.
También se vota con memoria reciente. De lo que se hizo diez meses atrás no se acuerda casi nadie. Y fue tan importante como lo demás. Siempre queda en las retinas el gol del último partido, pero antes hubo que ganar muchos más, sin esos no se llegaba a la final. Messi tuvo nueve meses de fábula, en los cuales fue muy poco ayudado por su equipo.
El The Best se divide en cuatro grupos de votación: los capitanes de las selecciones nacionales (votaron 168 de ellos), los entrenadores de las mismas (172), un periodista de cada país (166) y el público, que sufraga por Internet. La gente le dio un respaldo total a Leo: 1.359.728 votos frente a 962.919 de Cristiano y 704.235 de Van Dijk. Ganó entre sus colegas y entre los DT. Los únicos que le votaron en contra, una vez más, fueron los periodistas. Lo que confirma que no es un jugador con prensa. Sale en la prensa por lo que juega, que es distinto. Esto sugiere que no le va a ir bien en el Balón de Oro, donde votan sólo los representantes de los medios. Aunque “el oficial”, como se encargó de subrayar Gianni Infantino, es este galardón. (O)
Una variante interesante sería otorgar un Balón de Oro o un The Best también al mejor equipo del año y ahí se acabaría la tendencia de querer recompensar un triunfo colectivo con un premio individual".