Cuando se menciona a Moacyr Claudino Pinto (nacido en Sao Paulo, el 18 de mayo de 1936) faltan adjetivos para definir su categoría fantástica. “Jugador de mucha técnica, experto en dribles cortos, preciso en los pases y tiros libres. Auxiliaba en la marcación. Tenía malicia y elegancia. Inteligente, astuto, crack nato. Es uno de los dos mejores armadores de Brasil”, decía en 1960 Albert Laurence, del diario carioca Última Hora, sobre la estrella del Flamengo. En ese club integró uno de los mejores ataques rojinegros de la historia: Joel, Moacyr, Evaristo, Dida y Zagallo. En Ecuador fijó varios hitos: Es el primer campeón del mundo (Suecia 1958) que jugó aquí. También es el primer DT que clasificó a la Tri a un Mundial (el sub-16, en Canadá 1987), pero no viajó al torneo por su temor a volar. La leyenda, que para muchos es el mejor 10 extranjero de todas las épocas de Barcelona, habló de temas futboleros con este Diario.
¿Cómo siendo campeón del mundo vino para Everest?
Fue algo anecdótico. Vine por recomendación de Alberto Spencer, mi compañero en Peñarol. En un amistoso con Fluminense, sentado en una de las plateas del Centenario, un señor llamado Humberto Moreira se acercó y me preguntó si quería jugar en Ecuador. Le respondí que primero debía hablar con el Pichón, como le decíamos a Alberto por ser jovencito. Le dije que el lunes le daría una respuesta. Alberto me contó cómo era Ecuador, la gente, la alimentación. Y acepté. Él me
dio indicaciones para que cuando viniera no tuviera problemas.
También jugó en Flamengo y River Plate. ¿Usted era un jugador caro?
Para el medio ecuatoriano, sí. Por el dinero que había que desembolsar por transferencias fui (caro) para Everest y Barcelona.
¿Por cuánto dinero vino de Peñarol al Everest en 1964?
En aquella época todo se manejaba en sucres, pero, no podría decir cuánto ganaba.
¿Qué significó estar en el plantel de Brasil que ganó el Mundial de Suecia 1958?
En aquella época la gente en Brasil no daba nada por nosotros, por la juventud del grupo. Yo tenía 22 años; Pelé, 17; y Garrincha y Dida, 25. Y también había futbolistas experimentados como Bellini, Nilton Santos, Djalma Santos, Didí y Gilmar. Fuimos muy criticados porque había más seleccionados de Río de Janeiro que de Sao Paulo y la gente paulista no quería saber nada de nosotros. Estuvimos tres meses preparándonos, alejados de todos. Hubo 72 convocados y tuve la suerte de quedar entre los 22. El hecho de estar en ese equipo fue una alegría tremenda porque era muy joven y sin experiencia. Fue algo maravilloso.
¿Cómo se sentía con cracks como Didí, Nilton Santos, Vavá, Zito, Orlando?
Todos ellos tenían experiencia, aprendí mucho de ellos, seguí sus consejos. Pero de todos el que más me ayudó fue Didí (Waldir Pereira, titular en el puesto de Moacyr). Él se preocupaba por mí y era
un jugador fuera de serie.
¿Qué recuerda de Pelé?
Con Pelé siempre andábamos juntos (en el Mundial) por
ser los más jóvenes. También había similitud porque éramos chiquitos (de estatura).
Usted jugó en la selección y en el Flamengo con Zagallo, ¿qué recuerda de ese club y cómo era su compañero?
Flamengo para mí siempre ha sido lo máximo. Salí de sus divisiones menores y luego jugué en primera. Lo llevo en el corazón, por ellos pude ser campeón mundial. En los últimos años perdí contacto con Zagallo porque tuve problemas de corazón en el 2013 y tuve un proceso de recuperación muy largo.
¿Superó el miedo a volar?
(Ríe a carcajadas) ¡Se ve que las noticias vuelan¡ Antes de ir al Mundial de Suecia fuimos a con Flamengo a jugar un amistoso a Venezuela contra el Honved, donde estaba Ferenc Puskas, en 1956. Eran como 10 horas de vuelo y viajamos en dos grupos; a mí me tocó, el segundo. Abordamos el avión en Río de Janeiro y la nave no levantaba vuelo, solo avanzaba por la pista. Frenó violentamente porque estaba cerca de caerse al mar. Las maletas cayeron al piso y con las justas la nave alcanzó a dar la vuelta para no accidentarse. Había fallado un motor. Se abrió la puerta y dije adiós.
Fui el primero en saltar de ese avión. Desde ahí le tengo pánico (a volar). Era muchacho y era la primera vez que me subía a un avión.
¿Y cómo viajó a Suecia?
Me tenían que dar pastillas para dormir en cada viaje. Con Flamengo viajamos por todo Brasil y Sudamérica y era un problema para mí subir a los aviones. Yo viajaba dormido. Mis compañeros siempre me molestaban, me decían que el avión se caería. Me sentaba en la última fila, quietito. No me levantaba ni comía. Me daba miedo solo escuchar el ruido del motor. Siempre llevo tres pastillas para dormir: una para la ida, otra para el regreso y otra por si acaso (ríe).
Usted clasificó a Ecuador al Mundial sub-16, en 1987, pero no viajó a Canadá. ¿Fue por temor a volar?
(Ríe a carcajadas) Fue por un inconveniente, pero también hay que agregar ese motivo. No quería viajar en avión.
Usted es el primer campeón mundial que fichó por un equipo ecuatoriano.
No sabía eso, creí que era otro. Para mí es una tremenda satisfacción haber venido. Llevo al país en el alma. Tengo casi 54 años aquí, soy un ecuatoriano más.
¿Por qué se quedó?
Por la gente. Aquí me han ayudado mucho y lo siguen haciendo. También por el clima. Además, cuando me citaron para el Mundial 1962 salí de Brasil y fui a River. Joao Havelange era el presidente de la Confederación Brasileña y como salí del país sin permiso me suspendió un año. Me dije: ‘No vuelvo’. Y allá no volví más. Solo he ido de visita.
¿Cómo le fue en Barcelona?
Hubo momentos buenos y amargos, pero más de alegría. Me fue muy bien.
Me quedó en el recuerdo con la sinceridad y el apoyo de la gente y compañeros porque gracias a ellos me mostré. Aquí Barcelona es el equipo que llevo en el corazón. Soy un barcelonista más. (D)
En el 2013 estuve siete días en coma. Me iban a desconectar, pero abrí los ojos sin saber dónde estaba. Volví solo gracias a Dios.
Moacyr,
campéon del mundo en 1958