Tantos y tantos sueños rodean al mundo del fútbol que nunca se sabe cuando puede convertirse uno en realidad. Esto es lo que le ha sucedido al Huesca que, en una campaña en la que comenzó sólido, con el ánimo de pelear hasta la última jornada por la mayor aspiración posible, como siempre ha hecho, nunca se habría imaginado un final tan idílico como el que ahora contempla, tras consagrarse como equipo de Primera División a falta de dos jornadas por disputarse.
Para un club modesto como el conjunto oscense, su trayectoria es la línea del trabajo, una obra continuista del guión que marcaron años atrás equipos como el Eibar, Leganés o Girona, quienes dejaron las pautas para aquellos que los sucedieran en el hito, como ha sido el caso de los azulgrana, quienes emprendieron el camino sin darse cuenta hasta construir lo que es ya historia del club.
Un hito con nombres propios
Una de las claves del éxito es la presencia en el banquillo de Joan Francesc Ferrer Sicilia, más conocido como Rubí, uno de los protagonistas de este ascenso que marca un antes y un después para el Huesca. Precisamente, una hazaña que estuvo cerca de lograr tanto con Girona (12/13) como con el Real Valladolid (14/15). A través de una propuesta de fútbol ofensiva, con la que ha sabido dotar de recursos el ataque haciendo buen uso de las piezas del club, quien demostró su acierto también a la hora de reforzarse, este marcó la pauta a seguir y fue capaz de sobrellevar los diferentes contratiempos producidos durante la temporada, como la baja de uno de sus máximos goeladores, el ’Cucho’ Hernández.
El delantero colombiano de tan solo 19 años ha sido unas de las revelaciones de LaLiga 123, Cedido procedente del Watford, se echó a la espalda el peso ofensivo del equipo y deleitó a la grada con goles que firmaban victoria y dejaban bella factura en la retina, teniendo un gran golpeo del que hacía gala también a balón parado. A pesar de su juventud, el talento unido a su desparpajo fueron uno de los baluartes que empujaron al Huesca en los primeros compases de temporada y que constituyeron parte de los mecanismo propios del equipo.
Juan Aguilera, Moi Gómez, Álex Gallar, Ezequiel Ávila o David Ferreiro, son algunos de los nombres propios que han ayudado a consolidar este proyecto que tiene como enclave en el centro del campo a Gonzalo Melero. El canterano del Real Madrid, y ex de la Ponferradina, se ha revelado para todos, posiblemente, como el mejor mediocentro ofensivo de la competición. A sus 24 años, su paso por Huesca le ha permitido explotar sus condiciones, unas que ha aprovechado para sumar en su cuenta particular 16 tantos con los que ha respaldado las aspiraciones del equipo, los mismo que el ’Cucho’.
Un seguro bajo palos
Cabe destacar la importancia de uno de los grandes artífices de la temporada azulgrana. Sin duda, el último muro que levantó el Huesca tomó lugar con la llegada de Álex Remiro. Sin espacio en el Athletic Club, los oscenses aprovecharon la oportunidad que les ofrecía para sumar a una joya en bruto bajo palos con su cesión. El resultado, un éxito rotundo que le hace situarse entre los mejores porteros y menos goleados de la Liga123 con 37 tantos, habiendo dejado la meta a cero en 15 ocasiones esta temporada.
En definitiva, una suma de trabajo común, continuo esfuerzo y calidad que han constituido un bloque de futbolistas que peleaban por un mismo objetivo y así, casi sin quererlo, sin entrar en sus planes y ante poderosos buques con experiencia en Primera como Rayo, Sporting o Granada entre otros, el Huesca ha sabido erguirse ganador del tesoro que tanto han merecido.