Su metro 71 y sus 68 kilos comprimidos en un cuerpo que denota fragilidad son su arma para jugar con la mente de sus rivales. Su imagen no revela toda la genialidad que en ella habita, engaña. Andrés Iniesta es, como lo define Jorge Valdano, “un hombre normal que juega al fútbol como los dioses”. Es el artista de la simpleza que con una sola pincelada puede crear una obra maestra imposible de copiar, que te hace entender en cada toque de balón que en este deporte rey no todo está inventado.
La historia del ‘Mago de Fuentealbilla’ no se concibe lejos de Barcelona, con otros colores distintos a los blaugranas. Y eso es lo que finalmente sucederá en cuestión de horas, porque el manchego ya adelantó que a punto de cumplir los 34 años –el 11 de mayo– debe anunciar su inevitable partida del Camp Nou, la casa que lo cobijó desde que tenía 12 calendarios. Los diarios españoles adelantan que llevará su arte al Lejano Oriente, donde su clase se cotizará en millones de euros.
Como ningún otro futbolista, Iniesta ha sido capaz de meter en una licuadora a sus dos ídolos de la infancia para crear a su propio personaje. Ha copiado la capacidad y la inteligencia de Pep Guardiola para anticipar la jugada correcta mucho antes que el rival y le ha añadido el ingenio y habilidad de Michael Laudrup para ser letal en el campo contrario. El resultado es un jugador inimitable.
Ya “France Football” le ha ofrecido disculpas a través de su editor Pascal Ferré por la injusticia del Balón de Oro 2010 que le fue otorgado a Lionel Messi. “Perdón, Andrés” titula así su columna el periodista francés. Pese a saberse ganador tras el título en Sudáfrica 2010 que se materializó con su gol a Holanda, el ‘Mago’ solo aplaudió el premio que recibió su compañero de equipo. Nunca una palabra de más, tampoco un gesto fuera de lugar. En tiempos en que los genios asumen roles de divos, Iniesta se niega a construir un personaje falso y recurre a su naturaleza humilde para avisar que no es producto del márketing. Eso es lo que precisamente lo enaltece, lo que valoran los hinchas del fútbol. Es un jugador con cualidades sobrenaturales que asume su condición humana como ninguno.
“Ha hecho su carrera con respeto, con humildad y con naturalidad. Es un modelo positivo para la juventud y para la sociedad en general. Hay que agradecerle por transmitirnos valores buenos para todos”. Lo dice Rafael Nadal, el número 1 del tenis mundial que también cae rendido a los pies del genio de la pelota.
Los aplausos que recolecta de cada hinchada rival cuando pisa canchas contrarias son también el reconocimiento justo para un genio valorado en la dimensión correcta.
La página web oficial del Barza contabiliza sus 31 títulos con los culés (8 Ligas españolas, 6 Copas del Rey, 7 Supercopas de España, 4 Champions, 3 Supercopas de Europa y 3 Mundiales de Clubes), que en unos días más aumentarán a 32 con una nueva Liga. Esas cifras serán solo argumentos secundarios para valorar lo que realmente significa Iniesta para el barcelonismo, y también para el fútbol en general.
“La pelota ha guiado mi camino”, dice Andrés, aunque en la cancha siempre fue al revés.