Un gol de penalti de Lorenzo Insigne a falta de tres minutos para la conclusión privó a Inglaterra de la victoria, tras empatar este martes 1-1 con Italia, en un encuentro en el que los ingleses demostraron ser un rival temible cuando pueden jugar a la máxima velocidad.
Tres oportunidades que ponían en duda la supuesta solidez defensiva de los ingleses, que presumían antes del inicio de la contienda de haber no haber encajado, pese a medirse a rivales de la talla de Alemania o Brasil, ni un solo gol en sus últimos cinco partidos.
Sin embargo, bastó que los de Gareth Southgate pudieran acelerar mínimamente su ritmo de juego, para que Inglaterra no sólo se adueñara del partido, sino también del marcador gracias a un tanto de Jamie Vardy (26’).
Una dinámica que no cambió en la segunda mitad, en la que Inglaterra siguió acercándose periódicamente con peligro a la portería de Donnarumma, aunque sin llegar a marcar.
Amenazas que acabaron cristalizado a los 87 minutos con el gol del propio Insigne, que anotó el definitivo 1-1, al transformar un penalti cometido por Tarkowski sobre Chiesa, que el colegiado señaló tras recurrir al videoarbitraje.