"No me siento bien en el campo, no disfruto, mi estadía se ha convertido en un infierno". De esa forma Andre Gómes describió sus sensaciones en el Barcelona, club al que llegó en julio de 2016 tras un exitoso paso por el Valencia, y del que ahora sólo desea salir.
La entrevista concedida por el mediocampista portugués a la revista Panenka llamó la atención de todos por la nitidez, lo concreto de sus palabras. Raro en un mundo del fútbol donde el éxito es o se hace porque perder, reconocer que las cosas no van bien o saberse frustrado no es sencillo de asumir y menos de decir.
"En los primeros seis meses estuve bien porque tuve mi adaptación con compañeros espectaculares pero a partir de entonces comencé a vivir un infierno de presión, que me llevo bien con la de afuera pero no con la que yo me pongo porque soy demasiado autocrítico y perfeccionista, no tolero equivocarme nunca", explicó.
El futbolista nacido en Grijó agregó que la sensación de sí mismo cada vez que entra al campo de juego es mala y que esas vivencias deportivas afectan también su vida privada. "Yo no permito que salgan mis frustraciones, entonces lo que hago es no querer hablar con nadie, no querer molestar a nadie y me ha pasado más de una vez no querer salir a la calle por miedo o por vergüenza".
Gomes comentó que trabaja física y psicológicamente para poder superar la barrera que le impide lograr lo que se propone y sobrellevar las expectativas de la gente que, dice, no puede cumplir por el efecto de su propio mecanismo mental.
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